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A. DEVILLALMONTE 4 $ modo de hablar, se llega a la unión hipostática. Pero esta unión, en cuanto hecho — de estar unido— implica este resultado: que la persona del Verbo po se e ontológicamente, tiene como posesión sus­ tantiva suya una doble naturaleza: la divina y la humana. Ahora bien, Basly insiste en que el modo de poseer la persona del yerbo su doble naturaleza es muy distinto. La naturaleza divina la posee p o r id e n tid a d , como algo que le constituye y le hace ser ontológicamente, como el contenido necesario de su personalidad. En cambio, la naturaleza humana la posee con una forma de pose­ sión que ciertamente es sustancial-hipostática; pero no la tiene por identidad, ni en forma necesaria, sino porque toma, a s u m e o hace suya una realidad finita, contingente, extraña a lo divino. Este modo básicamente distinto de p o s e e r el Verbo lo divino y lo humano, hay que reflejarlo también en el lenguaje teológico, cuando éste quiere ser del todo riguroso y exigente. Por eso, de la misma persona del Verbo las propiedades y acciones del ser infinito se predican por id e n tid a d , en forma directa (in r e c to ) por predicación esencial, quiditativa, formal, propia, real y rigurosamente exacta, según el vocabulario que utiliza Basly. Así decimos con todo rigor y propie­ dad que el Verbo es eterno, inmenso, creador de cielo y tierra. También atribuimos a la persona del Verbo las propiedades y acciones de la naturaleza humana, porque ésta es posesión sustan­ tiva del Verbo. Pero el Verbo posee esa naturaleza finita no por identidad, sino por acción unitiva, por «asumpción». Por consi­ guiente, la partícula es, que une el sujeto Verbo con cualquier pre­ dicado entitativamente finito, no puede significar identidad, sino sólo una predicación que llamaríamos «relacional». Las propiedades del ser finito le convienen a la persona del Verbo sólo con predica­ ción in d ir e c ta ( in o b liq u o , secundum quid), extrínseca, adventicia, denominativa, significativa de una igualdad entre el sujeto y el predicado que sólo es impropia, no-real. Así, cuando decimos que el Verbo padeció, tuvo sed, murió, utilizamos un tipo de predica­ ción impropia. El predicado no pertenece al sujeto por ningún tipo de identidad, sino sólo por unión, por «asumpción», por relación de dependencia hipostática. La predicación se hace «in obliquo», por extrínseca denominación, por una convención del lenguaje u . En cambio las propiedades y actividades humanas se predican en forma directa, formal, esencial, propia y rigurosa del «Assumptus 22. P a ra lo s te x to s d e B a sly r e m itim o s co m p le ta m e n te a la o b r a d e l P. C r is o s ­ tom o, ChDS., p p . 38-109. La s e le c c ió n q u e a q u í se h a ce e s a m p lia y c o n v in ce n te p o r la c la rid a d y re ite ra ció n d e m is m o s te x to s q u e n o d e ja n lu g a r a d u d a s o b r e el p e n s a ­ m ie n to d e B a sly .

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