PS_NyG_1969v016n003p0435_0442

4 4 0 F E R N A N D O G U IL L E N P R E C K L E R del mundo, hay ya en Dios un misterio, un deseo, que es también una libre decisión: recapitular todas las cosas en Cristo Jesús. A la luz de tal plan divino, las profecías, la vida histórica del H ijo de Dios sobre la tierra, y el subsiguiente peregrinar del nuevo pueblo de Dios, nacido de la fecunda herida del costado, tienen todos una necesidad, pero contingente. Existe sin duda una lógica en el m is­ terio de la voluntad divina, pero es un hecho, no una naturaleza y por tanto la conocemos sólo y en cuanto El nos la revela histórica­ mente, y aún entonces nuestro conocimiento es imperfecto, oscuro, en la fe (Cf. 1 Cor. 13, 12). El camino recorrido nos permite ya contrarrestar una impre­ sión que el método filosófico nos había dejado. Aquí, en teología, la historia no sólo cuenta, sino que es norma, es criterio, debe dirigir todo el camino de la inteligencia que indaga. Nos interesa el hecho en su irrepetibilidad, en sus circunstancias únicas; nos interesan la persona y sus palabras, porque la aspiración del análi­ sis será precisamente poder llegar a reconstruir sistemáticamente, cuanto a través de esta historia, nos es dado saber de Dios y del hombre y del universo entero. Por eso cuando el teólogo se adentra en el conocimiento del beneplácito divino (sú&oxia) es inevitable que en la medida de la donación de Cristo (E f. 4, 7), vaya gustando los frutos de su camino y pueda, con palabras bíblicas, añadir al «quia placuit» anterior, un «ergo nobis decuií»n. Este es el fruto del trabajo de la razón en teología. El fruto propio, impuesto por la naturaleza misma del objeto que analiza: descubrir la conveniencia del misterio salvífico, su hermosura y armonía. Conceptos que expresan en el orden del conocimiento, una actitud anímica que tiende por propio impulso a invadir todo el hombre, para terminar en la oración, en la bendición de Dios (E f. 1, 3). Es la espontánea reacción del hombre al comprenderse inte­ grado en el amor de Dios (Cf. Jn. 3, 1 6 ) 14. 13. D e n u e v o , n o a b u n d a en la V g. tal e x p r e s ió n , c o n to d o : «D e c e b a t ( Ixpe-ev ) e n im eu m , p r o p te r q u e m o m n ia et p e r q u e m o m n ia , q u i m u lto s filio s in g lo ria m a d d u x e ra t, a u cto re m sa lu tis e o ru m p e r p a ss io n e m co n su m - m a re . Q u i e n im s a n ctifica t et q u i s a n ctifica n tu r , e x u n o o m n e s » (H e b . 2, 10. V éa se tam b ién H e b . 7, 26). 14. S o b r e este im p o r ta n te c o n c e p to b íb lic o , véa se H . W . B ey e r, a rt. eu X oyéu » e n T W N T , I I I , c o is . 1.149-1.180.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz