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M ED IAC ION EN HEGEL Y CORRELACION EN AMOR R U IB A L 403 antítesis y síntesis. Cómo aplica este proceso a los diversos campos de la realidad, constituye la parte más amplia del pensamiento hegeliano que suponemos conocida y a la que tan sólo podemos aludir en este momento. Amor Ruibal fue sensible a la tríada dialéctica. La recoge en ciertos momentos, según ya vimos. Pero no parece le dio especial importancia. Fr. Vázquez en su obra muy meditada, La dialéctica, método de la filosofía ", ha opinado de otro modo. Pero los datos que vamos proponiendo ponen en claro que también aquí el cami­ no ruibaliano toma otra dirección. Más verdadera, nos parece, y, por qué no decirlo, más humana, más cálida y más simpática. Cierto que ambos pensadores, Hegel y Amor Ruibal, dieron de mano al sentimiento al fundar su sistema. E hicieron bien. Se ha dicho que con buenos sentimientos se ha hecho siempre mala filosofía. Pero ello no obsta a que Amor Ruibal nos haya dado una fundamentación sólida del tema del amor y de sus vinculaciones en su teoría de la correlatividad al margen de toda lucha dialéctica. Tiene la corre­ latividad un sentido de abertura hacia ’’lo otro” . Abertura que puede conducir por grados hasta la plenitud del ser, por los caminos del amor. Esto lo dice mejor, si cabe, la última diferencia que quere­ mos notar. 5. Para Hegel el desarrollo dialéctico se lleva a cabo bajo la máxima iñflexibilidad de las leyes lógicas. Utilizando de nuevo la comparación que ya hicimos, hay que afirmar que en la orgía báqui­ ca de su sistema, no sólo nadie puede quedar en el tendido para contemplar la fiesta, pero ni siquiera le es dado a cada participante elegir la compañía de turno en la danza. Todo en ella obedece a una ley interna. Los encuentros y los choques, los enlaces y las roturas, se realizan en virtud del nexo lógico que preside a todo el proceso orgiástico. En Amor Ruibal el desarrollo no es meramente dialéctico. Es un abrazo que se dan las cosas. En metafísica este abrazo es frío y conceptual. Pero es paz y armonía en los llanos de la actuación humana. Hasta la dicha divina, y primariamente esta dicha, brota del abrazo trinitario de las tres divinas personas. Un primer contacto con los conceptos de mediación en Hegel 11 . o. c., p. 464.

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