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398 EN R IQU E R IVE R A DE V EN TO SA Ambos temas los conceptuamos en nuestro propósito secundarios y poco fecundos. El estudio del primero hasta nos podría llevar a cierta desesti­ ma de la visión histórica de Amor Ruibal sobre Hegel. En esta ocasión como en otras, su antipatía al platonismo le impide in­ terpretar debidamente el sistema hegeliano, pues éste es visto demasiado en falso si se le considera una secuencia más del pla­ tonismo. De aquí que sea imposible poder suscribir estas afirma­ ciones de Amor Ruibal: «La universalidad entitativa, presentada a manera de entidades formales es una hipótesis sostenida por tradición aristotélica, que lleva a reconocer las esencias hechas totalmente antes de •toda operación del entendimiento, como lo afirmaba Platón con su realismo, y sirve de fundamento a Hegel para su idealismo»2. Tampoco, por lo mismo, podemos aceptar el juicio de C. Baliñas al comentar este pasaje: «En el caso de admitir tal correspondencia entre lo pensado y lo real, Amor Ruibal objeta que con igual lógica cabría invertir el sentido de la correspondencia y, en consecuencia, reducir lo teológico a lo ontològico (lo real a lo abstracto). Con ello estaríamos en el panlogismo hegeliano, punto de reposo a que tiende lógicamente el tomismo»3. Una lectura meditada de Hegel, en especial de su Fenomenología del Espíritu pone en claro cuán lejos se halla de todo abstraccionismo este pensamiento cuyo intento primario es lograr percibir la experiencia integral de la realidad concreta fluyente. El segundo tema, es decir, el influjo de Hegel en Amor Ruibal merece un estudio detenido, porque tal influjo es innegable. Hegel hace sentir su garra de pensador a cuantos se le han acercado. Amor Ruibal no es una excepción. Cuando escribe que toda su teoría «puede reducirse a la tríada: de tesis, o verdad objetiva; antítesis, o principio subjetivo por el cual el objeto es asimilado; y síntesis, por el cual el objeto y el sujeto producen el acto de conocer», nos parece deletrear el abe del sistema hegeliano. Corrobora nuestro aserto lo que a continuación añade el mismo Amor Ruibal: «A este triple elemento de tesis, antítesis y síntesis, responde también un triple momento psíquico en el acto cognoscitivo: momento empírico o lógico...; momento psicológico...; momento ontològico... A estos tres momentos, pro­ sigue razonando Amor Ruibal, corresponden estas tres funciones 2. A. Amor Ruibal, L os problemas fundamentales de la Filosofía y del Dogma Madrid, 1934, t. IX, p. 214. 3. C arlos A. B aliñas , El pensamiento de Amor Ruibal, Madrid, 1968, p. 98.

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