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E L PROBLEM A DE L SER EN LA E SC U E L A F R A N C IS C A N A 379 a aquellas propiedades que podemos conocer por esta via y que no son otras que las pasiones del ente, entran en la Metafísica, no como sujeto primero, sino como algo contenido en el ente que es el 'verdadero sujeto de la misma «et ideo quantum ad ea quae sunt scibilia de eis, cadunt sub consideratione Metaphysicae non ut sub- jectum primum, sed ut aliqüid contentum sub subjecto primo quod est ens ut patet» l5. , Pero donde de una manera directa y más precisa contesta a la cuestión propuesta, es en el artículo tercero, donde expresamente afirma que el «ens in quantum ens quod est commune Deo et crea­ turae est subjectum primum Metaphysicae». Para evidenciarlo pro­ pone y va probando las siguientes conclusiones: 1.a) «Ens quod est commune Deo et creaturae dicit unum con- ceptum proprium, alium a conceptu Dei vel creaturae». Conclusión que demuestra con la aplicación de la consabida regla de la dis­ tinción de los conceptos cierto y dudoso y con la predicación in quid de Dios y de la criatura, que, por otra parte, son distintos entre sí. De todo lo cual se infiere, a modo de corolario, que el concepto de ente es unívoco a Dios y a la criatura «Ex praedictis concludo correlarium quod conceptus entis est univocus Deo et creaturae; quia si alius et unus, ergo univocus» 16. 2.a) «Conceptus entis communis Deo et creaturae est unus rea- liter». La razón en que apoya esta conclusión, es la predicación in quid del ente respecto de Dios y de las criaturas, que exige que aquello que se predica sea uno realmente. Asimismo prueba la unidad real de este concepto, porque el ente así concebido es el objeto primero del entendimiento, y el objeto propio de cada facultad, es uno y distinto de los demás con ante­ rioridad a la operación de la mente. Por eso añade expresamente Andreas, «Praeterea circunscripto omni intellectu, Deus et creatura habent aliquam cónvenientiam quia plus conveniunt quam ens et nihil. Ergo illa convenientia est realis...». A la misma conclusión llega por el camino de la veracidad de la predicación. Para que el concepto de ente, común a Dios y a la criatura, sea verdadero, es menester que a parte rei, en la realidad extramental de las cosas, haya algo que realmente sea común a los dos, porque «tune enim intellectus est verus, quando intelligit sicut se habet in re» 17. 15. A. A ndreas , O br. y lug. cit., fo l. 2r. 16. A. A ndreas , O br. y lug. cit. 17. A. A ndreas , O br. y lug. cit., fo l. 2v.

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