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E L PROBLEM A DE L SER EN LA E SC U E L A F R AN C ISC A N A 377 Pero éstas, en la mente del Doctor Sutil, no son ni mucho menos, entes de razón. El ser común, objeto de la Metafísica, goza en la cosa misma de una unidad real que le pertenece independientemen­ te de toda operación de la mente. Esta unidad, según Escoto, es menor que la unidad del singular y mayor que la del universal lógico, es la unidad de la naturaleza común de Avicena, tomada en su indiferencia esencial a la universalidad y a la singularidad, «Qua- liter autem potest hoc intelligi, potest aequaliter videri per dictum Avicenae V. Metaphys. ubi vult quod equinitas sit tantum equi- nitas, nec ex se una, nec plures, nec universalis, nec particularis» 12. Así considerada la naturaleza, es una entidad, una realidad, una formalidad que el entendimiento aprende en la cosa y en razón de su indiferencia a toda determinación, es el objeto propio del enten­ dimiento, y al mismo tiempo, el objeto del Metafísico que la con­ sidera en sus determinaciones concretas, y del Lógico que la con­ sidera como determinada a la universalidad. De todo lo cual se infiere que el ser, objeto propio de la Meta­ física es, según Escoto, el ente real unívoco, común a Dios y a la criatura, con unidad intermedia entre la del singular y la del simple ser de razón. Es la unidad de la naturaleza secundum se de Avicena, que prescinde de la existencia y no queda reducido a puro ente de razón. Pero, ¿ fue esta la opinión constante y definitiva de Escoto, o en el desarrollo de su pensamiento se advierten cambios en este punto y consiguientemente evolución? Por ahora, bástenos afirmar que la doctrina expuesta refleja el pensamiento de Escoto en sus obras teológicas; después veremos si en sus obras filosóficas, especialmente en la Metafísica, sostuvo una opinión diversa acerca de la estructura del ser. A ntonius A ndreas . Dentro de estas líneas fundamentales que marcarán las direc­ trices de la escuela, se desarrolla el pensamiento de los seguidores de Escoto en orden a la determinación de la estructura del ser. Uno de ellos es el español Antonio de Andrés. Tan de cerca siguió a su maestro y tan afín es su pensamiento, que varias de sus obras se han venido atribuyendo al Doctor Sutil. Por lo que se refiere al problema de la univocidad del ente y del sujeto propio de la Meta­ 12. S co tu s, O p . O x . I I , d . 3, q . 1, n. 7, t. V I, p . 357.

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