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E L PROBLEM A DEL SER EN LA E SC U E L A F R A N C ISC A N A 375 bilibus, quia non de differentiis ultimis nec propriis passionibus entis» 5. Para Escoto, pues, no hay concepto que designe un objeto pri mero del entendimiento que sea quidditativamente común a todo inteligible, porque nada hay más común que el ente, y el ente, como hemos visto, no es común unívoco in quid a todos los inteligibles. Por eso, añade Escoto, para salvar la Metafísica con un objeto pri mero del entendimiento, nos hemos de contentar con menos, es decir, con un objeto que sea primero sólo a título de común, con el ser como ser, que pertenece a la esencia de todo lo que es y se puede predicar quidditativamente6. Tal es la razón unívoca de ser que se extiende a todo ente finito y a lo que le pertenece como parte constitutiva. Asimismo, como veremos en seguida, vale para el ente increado que también es ser. Que la razón de ente se extienda, según Escoto, no sólo al ente finito sino también al infinito, es para Gilson algo de lo que no se puede dudar. «Si la doctrine de la communitas entis in quid ne valait que pour le domaine de l’être fini, elle n’aurait sans doute que l’importance d’un incident, tout au plus d’une curiosité, dans l’his toire de la philosophie médievale, mais on voit qu’elle s’étend á l’être divin lui-même, ce qu’elle ne pouvait faire sans engager la theologie dans une voi où plusieurs ont hesité à la suivre. Duns Scot lui même n’y est pas entré sans avoir claire conscience de se qu’il y avait d’inusité dans sa démarche, mais on ne peut douter qu’ils s’y soit résolu» 7. Ciertamente los textos del Opus Oxoniense con que Gilson fun damenta su argumentación, manifiestan con suficiente claridad que, al menos cuando Escoto redactó esta obra, se inclinaba por la uni vocidad del ente común a Dios y a la criatura. Así, cuando trata de demostrar la existencia de un objeto primero del entendimiento, nos habla ya de esta univocidad. «Quod si ens ponatur aequivocum creato et increato, substantiae et accidenti, cum omnia ista sint per se intelligibilia a nobis, nullum videtur posse poni primum objec- tum intellectus nostri»8. Igualmente aquel otro texto, en que se hace aplicación de la mencionada regla escotista de la distinción de los conceptos por razón de la certeza que los acompaña «lile conceptus viatoris potest 5. Scotus, Op. Ox., I, d. 3, q. 3, a. 2, n. 6 , t. V, p. 441. 6. S cotus , Op. Ox., ibid. 7. E. G ilson , Jean DunsScot. Vrin, Paris, 1952, p. 99. 8 . S cotus , Op. Ox. I, d. 3, q. 3, a. 2, n. 6 , t. V, pp. 440-441.
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