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E L PROBLEM A DEL SER EN LA E SC U É L A F R AN C ISC A N A 391 muñe univocum, quia tune illud in eis distingueretur differentiis et ita Deus posset definiri. Igitur...»4\ Poco después, en el n. 38, vuelve a probar contra Averroes que no puede ser sujeto de la Metafísica el genus entium separatorum, por la razón apuntada, y añade aún a modo de confirmación: «quia in nullo speciali magis univocantur Deus et substantiae separatae quam Deus et substantiae corporeae; ergo si propter aliquam unita- tem sit totum illud genus entium ponendum unum subjectum, pari ratione et genus substantiarum corporearum» 44. Estos textos están en abierta oposición con la univocidad del ente, que, como vimos, Escoto propugnó en el Opus Oxoniense. Pero hay más, en el n. 46 propone entre otras la duda siguiente: «Si ens est unius rationis Deo et aliis, quare non potest poni ens primum subjectum sub quo continentur omnia cognita tam primum quam alia?». A esta objeción responde «dato quod sit univocum», todavía no sería el ente, sino Dios el sujeto principal. El tenor de los términos «dato quod sit univocum», aún suponiendo que fuera unívoco, está dando a entender, sobre todo si se tiene en cuenta los demás luga­ res en que se ha tratado esta cuestión, que en la mente de Escoto no lo es. Por otra parte, el empeño que pone Escoto, en el Opus Oxoniense, en recurrir a la natura común de Avicena, parece convertirse aquí, en las «Quaestiones subtilisimae», en aversión, en deseo de refu­ tarle, porque el ens no es unívoco sino equívoco. Así, ya desde el principio de la primera cuestión, manifiesta abiertamente que no es el ens in quantum ens sujeto de la Metafísica: «Tum quia ens est aequivocum. . . » 4S. A la misma conclusión llega después, cuando prueba contra Avi­ cena que el ens in quantum ens no es unívoco a los diez géneros, y por esta razón no puede ser sujeto de esta ciencia, «tum quia nullam unitatem habet majorem quam habent decem praedicamen- ta, cum non habeat conceptum comrrtunem ad illa... tum qu ia ...»46. Pero es sobre todo en el libro IV donde exprofeso trata el proble­ ma de la univocidad. Su pensamiento es oscuro y se presta a la discusión al tratar de interpretarlo, pero el análisis detenido del texto nos inclina a afir­ 43. S cotus , Quaestiones subtilissimae in Metaphysicam Arist. Lugduni, 1639, lib. I, q. 1, n. 12, t. IV, p. 513. 44. S cotus , Obr. y lug. cit., n. 38, p. 519. 45. S cotus , Obr. y lug. cit., n. 2, p. 510. 46. S cotus , Obr. y lug. cit., n. 28, p. 516.

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