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372 JO SE R IE S C O TERRERO por penetrar en el misterio del ser. No sin razón Heidegger, y con él los representantes del pensamiento existencial, ha vuelto a plan­ tearse la pregunta sobre el sentido del ser, pregunta que inserta en la primera página de su obra Sein und Zeit, como objetivo pri­ mario de la misma *. Es que el ser es el que da explicación a todas las cosas. Las cosas no son porque son, sino por razón del ser que es el que hace que sean. En él está la razón de la unidad en la plura­ lidad de las cosas; en él radica el fundamento de las leyes univer­ sales de todos los entes y, consiguientemente, de los principios pri­ meros por los que se rige todo pensamiento. Esta es asimismo la razón de que el objeto adecuado del entendimiento sea el ser, de modo que incluso la misma nada hayamos de entenderla a través del ser. Por ser inmensas las implicaciones del ser, su problemática no se agota nunca. De hecho, a través de los tiempos los problemas del pensamiento aparecen siempre relacionados con el del ser. Entre las nuevas perspectivas con que este problema se presenta en la actualidad, figuran: el ser como la nada, el ser como lo otro del ente, el ser como lo que está más acá de la «simplex aprehensio», es decir, el Ur-Sein, el individuum, con sus correlativas proyecciones hacia la trascendencia o hacia la negación de la misma. Pero la exposición y crítica de estas posturas, sobre las que esperamos volver en estudios sucesivos, está, en cierta manera, con­ dicionada por las que adoptaron los representantes de aquellas otras corrientes de pensamiento que les precedieron, y de las que éstas, en mayor o menor grado, son tributarias. Interesa, pues, volver la mirada sobre ellas, para mejor lograr una justa interpretación de éstas. La escuela franciscana, con su marcada tendencia empírica, con su concepto del ente desexistencializado y su acentuada preferencia por la crítica, es tal vez, una de las corrientes filosóficas medievales que más contribuyeron a preparar el camino a la Filosofía Moder­ na. Por eso, al estudio del ser en esta escuela va orientado el pre­ sente trabajo. Con el fin de no hacerlo excesivamente largo, limi­ tamos nuestro estudio a aquel período de la escuela en que el pro­ blema del ser se plantea directamente, y en el que florecen los más destacados representantes que lo afrontaron. La norma que hemos seguido en la selección de autores y obras, es la siguiente. Nos hemos fijado preferentemente en aquellos filó­ sofos que tienen obras de Metafísica en las que de una manera directa tratan el tema que nos interesa. Concretamente exponemos 1. M . H e id e g g e r, S e in u n d Z e it. M a x N ie m e y e r V e rla g . T ü b in g e n , 1963, p . 1.

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