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3 8 6 JO SE R IE S C O TERRERO que existe entre la Metafísica y las ciencias particulares, y de una manera especial, en el libro VI, al tratar de justificar la división tripartita de las ciencias especulativas por razón de sus objetos propios. También está de acuerdo con la escuela, en afirmar que dicho ente es común unívoco a Dios y a la criatura «Quantum ad secun- dum articulum est alia opinio Doctoris Subtilis Scoti, qaam teneo tanquam veram, quod ens est commune univocum Deo et creatu- rae, substantiae et accidenti et generaliter ómnibus entibus de qui- bus praedicatur» 36. Expone con precisión la naturaleza de esta univocidad diciendo que no es real, sino de concepto. Pero para evitar confusiones en la interpretación de los términos, distingue tres clases de univoci­ dad: física, lógica y metafísica. La univocidad física importa unidad de naturaleza ex natura rei, independientemente de toda operación de la mente. De ella habla Aristóteles en el libro VII de los Físicos, cuando dice que la univocación se da con propiedad en la especie especialísima y no en el género. El género, en este sentido, es más bien equívoco, en cuanto que a él en el orden físico no corresponde una naturaleza sino varias. La univocidad lógica consiste en la unidad de una intención primera, concebida bajo una intención lógica como es la intención del género, de la diferencia, y en general, de la universalidad. En este sentido, el transcendens es propiamente unívoco con univoci­ dad lógica porque aunque no le convenga una secunda intentio de género, de diferencia, etc., sí le conviene, en cambio, una intención de universalidad que es lógica y secunda intentio. Infiere De Orbellis de lo dicho, que una misma cosa, v. gr., el genus, puede ser unívoca con univocidad lógica y, al mismo tiempo, equívoca con equivocidad física. La univocidad metafísica importa una unidad ex natura rei de una primera intención que se abstrae de muchos independiente­ mente de toda intención segunda o lógica. Esta univocidad no re­ pugna a los trascendentales. Expuestas así las nociones, concluye que el ente respecto de todos los seres no es unívoco con univocidad física «ens sumptum communiter non est univocum ómnibus entibus univocatione phy- 36. N . de O rbellis , O b r. cit., lib . IV , «Q u a n tu m a d s e cu n d u m a rticu lu m ...».

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