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GERMAN ZAMORA 28 1 res de B riefau slese, todas las cartas de ese período se habrían per­ dido (BA 42). En ese lapso y en el siguiente caen tres decisiones de Edith que tocan el fondo de su personal encuentro con Dios, por lo cual entran de lleno en la tercera parte de este estudio. Son: el bautismo, los años de docencia y de paz semimonástica en Espira y la entrada en el Carmelo. La tensión con su familia ha de rayar, com o puede suponerse, en su clímax supremo. Mas lo decisivo no es, a pesar de ello, la violencia de la sangre, sino la invasión arrolladora de la gracia. — III — 1933 señaló la héjira del nacional-socialismo. Mal año para los jud íos alemanes, que verán sobre sí, a partir de entonces, la escalada de la supresión. Edith Stein ha de contemplar cóm o se cierra pau­ latinamente sobre ella, sobre su familia y todo el pueblo jud ío alemán — «carne de su carne»— el cerco de la postergación, del destierro y de la muerte. Quien había amado a su país por encima del enamoramiento, pues nadie puede estar enamorado de sí so pena de huero narcisismo, se verá humanamente aniquilada por fuerzas de ese país, que aniquilarán también a los verdaderos ob ­ jetos de aquel amor: su familia, su raza y la vida m ejor y más sana de Alemania. El epistolario aparece surcado desde tal fecha por ráfagas de malas noticias. El 5 de abril de ese año escribe (reve­ lando idéntico panorama en la correspondencia de sus familiares): «Mis seres queridos de Breslau se encuentran, por supuesto, en grandes apuros. Poco importa que nuestro negocio esté abierto o cerrado: desde hace tiempo es igual. Mi cuñado espera su despido de un momento a otro (era subdirector de la clínica dermatológica de la Universidad). Kuznitzky ha perdido ya su puesto de je fe ... Toda carta me trae nuevas malas noticias» (BH 20). Edith misma ha de tener muy en forma sus documentos perso­ nales. Por ello pide las partidas de nacimiento y de bautismo, que le son remitidas inmediatamente. Con humor digno de Chesterton escribe a su madrina, a ese propósito, que, después de todo, no está mal poder probar oficialmente que se ha nacido y renacido 4. Esta 4. Fenomenología, feminismo, cristianismo. ¿Qué relación profunda surca el entramado de esos tres términos? ¿Por qué halló la fenomenología en un público femenino eco más amplio tal vez que cualquier otra corriente de la filosofía mo­ derna? ¿Por la personalidad de Husserl? ¿Por la propensión de la mujer a ir a

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