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P E L A Y O D E Z A M A Y O N 221 1.“ C au s a s n a tu ra le s : La pobreza del suelo y del subsuelo; el régimen hidrográfico insuficiente o inoportuno. Con sólo echar un vistazo sobre un mapa de Geografía econó­ mica y con hojear un texto de Economía, se puede percatar cual­ quiera de la verdad de este aserto. Hay extensísimas porciones de terreno que nada producen; destituidas, por lo tanto, de todo valor económico: hay otras de muy escaso valor, porque muy poco pue­ den producir; y hay otras, finalmente, que producen poco, pero que podrían acrecentar notablemente su producción. Algunos datos. Notemos ante todo que la tierra, como soporte fundamental y fuente de riqueza, posee grandes posibilidades de aumentar la producción, contra muchos pesimistas que piensan en un agotamiento progresivo de las superficies cultivables, debido en parte a erosiones y al empobrecimiento continuo del suelo. En la actualidad poseemos conocimientos sobre la tierra más concordes con la realidad que en tiempos de Malthus. Las tierras no sumergidas por las aguas representan, más o menos, la cuarta parte de la totalidad de la superficie terrestre, es decir, 150 millones de kilómetros cuadrados; de todo este territorio sólo 18 millones son actualmente cultivables: el resto es tierra árida (desiertos — el Sahara— ), montañosa (cordillera — los Andes— ) o glacial (Groen­ landia), de muy difícil explotación. Según los técnicos, de un 50% de tierras arables, susceptibles de ser cultivadas, sólo el 10% de la superficie se cultiva actualmen­ te; el otro 40% se refiere a zonas tropicales y a regiones sub-polares que también podrían cultivarse, como lo acreditan las realizaciones de los rusos en Siberia 5. Pero quedan todavía muchas tierras vírgenes por cultivar —más de 365 millones de hectáreas— en Iberoamérica, Africa y Australia. Se puede afirmar que de cada 5 hectáreas de tierra disponibles por persona en 1962, sólo el 0,4% están cultivadas; y que el 1,1%, o sea, tres veces más, podrían serlo sin grandes dificultades. Los or­ ganismos internacionales se han dado cuenta y han comenzado estudios en este sentido, apoyando a los gobiernos de cada país. Veamos algunos laudables ejemplos de realizaciones obtenidas por diversas naciones en la conquista de terrenos para la producción. Y sea el primero el de los P o u ld e rs holandeses: han ido roban­ do tierra al mar a base de diques y dunas, y la han convertido en jardines de tulipanes o de otras plantaciones con muy altos rendi­ 5. Cfr. D rogat , N., Economie rurale et nourriture des hommes, Spes, Paris, 1956, p. 17.

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