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PELAYO DE ZAMAYON 2 4 9 S. S. Pablo VI brillan com o justas, caritativas, oportunas y hasta necesarias: com o asimismo aparecen dignos de alabanza y encom io los humanitarios esfuerzos de la F.A.O. y de cuantos con ella co o peran en la tarea nobilísima de acabar con el ham b re en el m undo d e n u estro s días. RESUMEN Más de la mitad del género humano padece hambre en nuestros días (enero de 1969). La tierra y el mar pueden producir alimentos suficientes para sustentar a todos los habitantes del orbe (3.500 millones) y a varios miles de millones más. Para ello es indispensable el empleo — racional, metódico, per severante— de los recursos naturales, científicos y técnicos de que ya dispone el género humano. Requiérese, además, la equitativa distribución de los bienes pro ducidos y productibles entre todos los pueblos del planeta. La existencia del hambre — extendida a tantos millones de per sonas— constituye una lacra del progreso, una mancha en su glo ria, un baldón para los responsables de la suerte del género humano en nuestros días. Los remedios para curar este mal — o, si se prefiere, los medios para resolver este problema— son muchos. Pero, para que resulten eficaces, es necesaria la cooperación internacional en todos los sec tores de la econom ía, coordinados a nivel mundial: •agricultura, industria, com ercio, desarme y tranquilidad del orden social y po lítico en todas las naciones o, a lo menos, en las mayores y más influyentes. Si esto se realizare en fecha próxima,puede otearse el porvenir con moderado optim ismo. En caso contrario, es de temer una ca tástrofe apocalíptica de resultados espantosos, no fácilmente pre visibles. Las directrices del Sumo Pontífice, felizmente reinante, pueden servir de faro iluminador y orientador hacia la solución caritativa y eficaz de este gravísimo problema.
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