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PE LAYO DE ZAM AYON 2 3 0 este esfuerzo debe afectar a todos. El mundo ya no es un mosaico de compartimientos independientes e incomunicados. Hoy más que nunca los problemas de una parte grande o pequeña del género humano — si son graves— repercuten en el mundo entero. El hom ­ bre es un ser social que vive en un contexto humano de interde­ pendencia con los otros. Si por su naturaleza social no puede vivir aisladamente, menos podría prescindir de los demás en la solución del problema que a todos nos atañe: acabar con la miseria. El aislamiento, que no es posible para los hombres individualmente considerados, tampoco lo es para los Estados o naciones. Se impone, pues, una colaboración o cooperación a escala mun­ dial, que haga posible la auténtica y radical solución del problema del hambre, como también de otros problemas, v. gr., la paz: coope­ ración que se base en ciertas relaciones entré los pueblos y simul­ táneamente en unas relaciones entre las clases de cada país. Es el tránsito de un estado de explotación a otro de colaboración entre iguales con derechos idénticos por ambas partes. Todo lo demás son pasos para acercarse a la verdadera solución, porque si los hombres no cooperan en la enseñanza, finanzas, ayudas..., no es posible que los países subdesarrollados salgan por sí m ismos de este estancamiento, por más esfuerzos que hagan, puesto que les faltan, entre otras cosas, la rica herencia cultural - social que se ha venido fraguando durante siglos en los países europeos o de cultura recibida de Europa, por poner un ejemplo. Por otra parte, si los países más adelantados se empeñan en acabar con la miseria, pero los más afectados por ella no secundan a los primeros, tampoco se logrará el feliz resultado que se intenta. Requiérese, pues, un esfuerzo común en que todos aporten su gra­ nito de arena: la técnica y la experiencia unos, y el trabajo los otros: de esta combinación del esfuerzo de todos saldrá la victoria contra el hambre (y quizá también contra la guerra). (Aquí vienen muy oportunas las enseñanzas de S. S. Pablo V I en la Popu torum P rog ressio , anteriormente recordadas). Hoy la conciencia internacional despierta y comienza a concre- tizar esa cooperación en una serie de nuevas instituciones interna­ cionales que florecen en el mundo para la paz, el progreso, la de­ fensa, etc. Por ejemplo: — La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agri­ cultura y la alimentación). — La UNESCO (Organización de ídem para la educación, la ciencia y la cultura).

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