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2 3 8 E L H A M B R E E N E L M U N D O D E N U E S T R O S D T A S Hoy más que nunca han menester una ayuda financiera exte­ rior — generosa— con la que puedan comenzar a valerse por sí mismos. Ciertamente los países ricos entregan determinada canti­ dad (8.000 millones de dólares anuales); es a todas luces insufi­ ciente. Esta cantidad viene a representar el 1 % del producto na­ cional total de los países de donde proviene la ayuda: lo que quiere decir que de 100 ptas. producidas al año en los países ricos, una sola se emplea en ayudar a los subdesarrollados. Esto se refiere a los países que ayudan; pero téngase en cuenta que existen otros, que no prestan ayuda ninguna. Según los expertos de la O .N.U ., esta cifra no llega a la mitad de lo que sería hoy necesario para conseguir algo eficaz, es muy inferior a las necesidades de los países pobres y a las posibilidades de los ricos. Por otra parte, si la ayuda no tiende más que a una política de prestigio sobre el país beneficiario, miras extrínsecas al desarrollo, como expansión de su influencia ideológica y económica, resultará que la ayuda se reduce a dar con una mano y ... esperar la ocasión de coger con las dos a un tiempo. Se impone una revisión de la posición dominante de esas naciones, la cual exigirá una transfor­ mación estructural de las relaciones internacionales. De cuanto se ha dicho en las páginas que preceden parece que dos cosas deben colegirse como ciertas: Hay en el mundo recursos suficientes para acabar con la miseria en el género humano, si sabiamente se explotan las posibilidades contenidas en esos recur­ sos o factores. Segunda, los métodos hasta ahora considerados no son suficientes ni eficaces. ¿ En qué consistirá la solución verdadera? ¿Cuál será el medio y método eficaz? B) LA C O O P E R A C I O N Sabemos que el hombre puede luchar con ventaja contra el hambre. Pero como el problema es arduo en su realización con­ creta, nunca llegaremos al éxito satisfactorio — el completo— , si la raza humana no se empeña verdaderamente en el exterminio de la miseria, rompiendo las barreras de los egoísmos económicos, de los nacionalismos aislantes, de la injusticia, de los racismos absurdos y de la ignorancia. Se dice la raza humana, porque no es empresa que dependa solamente de éstos o de los de más allá:

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