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P E L A Y O D E Z A M A Y O N 2 3 5 largo plazo. Aquí conviene tener presente que el hombre es el factor creador de la economía y del desarrollo de un pueblo; la inteli­ gencia es el eje del hombre sostenido por la firme voluntad; la utilización plena de esta capacidad será la base de la victoria en esta lucha contra el hambre y la miseria. Fuentes prósperas de riqueza, por un lado; dirección técnica, mano de obra cualificada, organización, planificación..., por otro. Y todo ello apoyado sobre una educación básica fuerte, como pilar en que apoyarse futuras realizaciones. En particular: La instrucción de los mismos agricultores en la técnica agrícola es muy baja (en los países subdesarrollados); basta reparar en los instrumentos y procedimientos de cultivo que tienen; algunos son antiquísimos. Se hace indispensable una for­ mación profesional, que no es posible sin la educación fundamental, que ayude a asimilar como conviene las nuevas técnicas e ideas. El grado sumo de la instrucción aplicada al progreso sería la for­ mación de sabios agrónomos que investiguen las posibles formas de hacer producir a la tierra a más bajo costo; el grado mínimo debe ser la vulgarización agrícola al alcance de un hombre normal con educación primaria. Las estadísticas hacen ver que los países que obtienen mayores rendimientos en la agricultura son los que disponen de mayor nú­ mero de consejeros agrícolas, v. vr., Dinamarca posee una de las agriculturas más desarrolladas del mundo, aun teniendo un suelo mediocre; pero dispone de un elevadísimo número de consejeros agrícolas. Lo mismo sucede en el sector industrial, pues los avances téc­ nicos necesitan obreros especializados que sepan manejar esas máquinas y difundir los métodos de mejora del trabajo. La batalla contra la ignorancia ya se está dando en los países subdesarrollados; pero para que resulte eficaz, hay que formar maestros, construir escuelas, poseer material escolar adecuado; así se desarrollará convenientemente la enseñanza. ¿Bastará para con­ seguir eso la simple imitación de los métodos occidentales? De creer es que no; además, son muy costosos. La solución estará en hallar métodos más sencillos, apropiados para cada país, de acuer­ do con sus necesidades y con sus presupuestos. Lo más rápido —y quizá también lo mejor— sería la formación acelerada de adultos (monitores) en cursos intensivos a fin de que recibiesen una formación suficiente sobre conocimientos tanto es­ colares, como agrícolas y ganaderos, y que sirviesen para instruir a su vez a la masa. Se trataría de hombres de esas mismas regiones

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