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2. La Ciencia. P E L A Y O D E Z A M A Y O N 231 Acabamos de nombrarla. Ella (o quizá mejor e lla s ) pueden ace­ lerar y dirigir los procesos productivos de las fuerzas físico - quí­ micas de las fuerzas y factores físico - químicos de la Tierra (inclui­ dos la atmósfera y el mar), acrecentando su natural fertilidad para la consecución de bienes económicos y entre ellos, de los alimen­ ticios en particular. En este campo hay lugar para optimismo, siquiera moderado. Algún ejemplo corroborará esta afirmación: Se ha comprobado por varios investigadores que la fermentación del petróleo con adecuados tratamientos produce microorganismos comestibles muy ricos en proteínas y en vitamina B. Su aspecto es como un polvo blanquecino, inodoro y de gusto neutro, fácilmente incorporable a las harinas de cereales. Opinan que en las presentes condiciones se podían obtener en seguida unos 385 millones de toneladas de proteínas de esta clase. Otro deslumbrante descubrimiento es el de la c h lo r e lla , especie de alga de agua dulce. Es pequeñísima y se desarrolla prodigiosa­ mente, obteniéndose un elevado rendimiento en proteínas. Seca y molida contiene un 50% de prótidos (tres veces más que la carne ordinaria), un 25% de glúcidos; un 15% de lípidos, aminoácidos, sales minerales y vitaminas A, B, C. Una plantación de chlorellas da 44 toneladas anuales por hectárea ,0. El profesor japonés Ta- miya y varios sabios americanos están comenzando a cultivarla, lo mismo que el laboratorio francés de fotosíntesis de Gif-Sur-Yvette, bajo la dirección del profesor Pierre Chouard. Japón ha trabajado febrilmente para conseguir cultivos sin tierra, a base de agua impregnada de productos químicos nutritivos; cuya aplicación se ha visto coronada por el éxito. Las investigaciones acerca del átomo, aplicadas a la agricultura, no pasan de ser el comienzo de unas experiencias cuyos últimos resultados todavía no se pueden predecir. Buen éxito se ha con­ seguido ya en la conservación de alimentos y en el retraso de la germinación de cebollas y patatas. En otros sectores, tales como los abonos y la lucha contra los insectos, se ha llegado a una perfección jamás hasta ahora co­ nocida. Los métodos agrícolas, muy perfeccionados, han eliminado par­ 10. D rogat , N., Economie rurale et nourriture des hommes, Spes, Paris, 1956. p. 23.

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