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NOTAS Y COMENTARIOS El hambre en el mundo de nuestros días i SITUACION ACTUAL Con ocasión del Congreso Eucarístico Internacional de Bogotá — durante su preparación, su celebración (18-25 de agosto de 1968) y posteriormente en los comentarios que continúa suscitando— se ha denunciado y ponderado en todos los tonos posibles el sub- desarrollo de los pueblos ibero-americanos, su hambre y su miseria en muchos órdenes, además del económico. De paso se habla y se escribe sobre idéntica o parecida situación en muchas otras nacio­ nes del planeta, singularmente en los continentes asiático y africano. Desde las consideraciones y nobles propósitos del Cardenal Lan- dázuri en su Discurso al Papa, al iniciarse (día 24) la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, a saber: «Buscamos la solidaridad, la distribución más justa de los bienes. Para ello es necesario un cambio profundo, sin males futuros, si­ guiendo la pauta de V. Santidad»; o las palabras más enérgicas y casi amenazadoras del Legado Pontificio Cardenal Lercaro, en la clausura de dicho Congreso (día 25): «Miseria, hambre, desocupación e ignorancia, que son los pro­ blemas fundamentales de la América Latina, pueden superarse con el esfuerzo comunitario de una nueva sociedad». «Si no se modifican las condiciones sociales de nuestros países, será inevitable la violencia sangrienta»; pasando por la afirmación de la madre del Pbro. Camilo Torres en su carta dirigida al Sumo Pontífice: «El 80 por 100 de los habitantes de nuestro país carecen de pan, de techo, de vestidos, de higiene y de educación»;

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