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se enredaban sus contemporáneos. Ninguno de los dos tiene razón porque, aunque lleguen a conclusiones divergentes e incluso opues­ tas, tienen en el punto de partida un error que les es común a ambos. Este error es un falso supuesto: «este falso supuesto consiste en aceptar que lo que llamamos existencia o realidad de un objeto cualquiera — Dasein — y aquello que llamamos su ser-así — S osein — son inseparables en relación con el problema de si son o no inmanentes al saber ( s cien tia ), y luego al saber reflexivo ( con s cien tia ) y, respec­ tivamente, si pu ed en o n o pued en s e r lo » 3i, tesis que Scheler cree errónea pudiendo salvar así la pretendida aporía. Es muy interesante el examen que hace nuestro autor tanto del idealismo como del realismo crítico, pero no puedo hacer aquí otra cosa que remitir a él al lector. La intencionalidad de los actos gnoseológicos, en los cuales Scheler se muestra un agudo analista, no era, a pesar de todo, nada nuevo. Lo peculiar de Scheler es el aplicar la doctrina de la inten­ cionalidad al mundo emocional y haberle dado a esta parte, ver­ dadera desheredada en el pensamiento moderno salvo honrosas excepciones, un alcance gnoseológico. La filosofía moderna, al me­ nos desde Kant, venía incluyendo los actos de amor y odio en la esfera de la voluntad. Scheler alaba como un gran mérito de Bren- tano el haberles concedido una existencia autónoma, bien que tenga que reprocharle a renglón seguido el que los haga depender de los actos del preferir y del postergar; la vida impulsiva había sido mi­ rada como una esfera caótica, con la cual el pensamiento científico no tiene nada que hacer; se la despreciaba y se la pasaba por alto. Scheler, por el contrario, afirma: «Existe un ord re du coeu r, una log iqu e du c o e u r (Pascal), un tacto y un esp rit de fin e s s e en el sentir y en el valorar, una forma estructural de los actos del sentimiento» i9. «El corazón tiene sus razones». El corazón posee algo es­ trictamente análogo a la lógica, en su propio dominio, que, no obstante, no coincide con la lógica del entendimiento» «Lo que quiere decir Pascal, añade en otro lugar, es que existe un orden de la experiencia, cuyos objetos son totalmente 206 FENOMENOLOGIA Y GNOSEOLOGIA, SEGUN MAX SCHEI.ER 38. Ib., p. 8 . 39. El saber y la cultura, p. 170. 40. Ordo amoris, en Schriften aus den Nachlass, pp. 361-362.

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