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S A N T O S G O N Z A L E Z D E C A R R E A 181 3. I n flu jo de la m itología apocalíptica. El mensaje evangélico, el de Jesús y el de la Iglesia primitiva, se expresó en el lenguaje y formas de su tiempo, aunque se deba admitir que la originalidad del contenido ha dado nuevo sentido y transformado viejos términos. Ahora bien, la apocalíptica consti­ tuía, en aquel momento histórico, todo un mundo rico en imágenes, representaciones, temas y esperanzas, con sus leyes y formas de expresión propias. La apocalíptica tuvo su edad de oro en los dos siglos que precedieron a la era cristiana y en el primer siglo cris­ tiano. Nacida fundamentalmente de la escatologia profètica y de las especulaciones sapienciales, sufre también influencias extranjeras, especialmente del Irán. A juzgar por la abundante literatura que hoy conocem os, hay que afirmar que su desarrollo fue extraordi­ nario, vinculado principalmente a las comunidades judías un p o co marginadas por el judaismo oficial 5é. La presencia de temas y motivos apocalípticos en el NT. es total­ mente clara, aunque se nota un desinterés por la descripción de los últimos tiempos y estados de vida en el más allá. Si se exceptúa el libro del Apocalipsis, es patente el uso sobrio de la imaginería apocalíptica en los escritos neotestamentarios, incluso en aquellas partes más directamente vinculadas al género, com o es la apocalipsis sinóptica 57. El interés de los autores neotestamentarios se centra en la presentación del mensaje evangélico. Con todo, existen dos temas mayores de la apocalíptica a los que se les reconoce un mayor influjo en los escritos del NT. El primero es el tema del fin del mundo, com o efecto de una intervención directa y extraordina­ ria de Dios, y que dará origen a la nueva tierra y a los n u ev o s cielos. Vinculado a este tema está el del ju icio escatològico, sobre todos los hombres y pueblos. Este motivo m ítico de la apocalíptica, presente en muchas partes del NT., ¿es pura expresión de un anhelo de pp. 83-96. A propósito de la existencia de representaciones míticas en el NT, dice: «Hay que dar razón a la investigación histórico-religionista y a la exégesis cuando encuentran representaciones míticas, no sólo en el AT. sino también en el NT. Esto no es nada extraño, si se tiene en cuenta la intensidad del elemento m ítico en la antigüedad. De la misma manera que el NT. no habla una lengua griega especial, sino la Koiné del tiempo, de la misma manera no ha podido expresarse sino a través de los conceptos y representaciones que le ofrecía el medio ambiente ju dío y hele­ nístico» (p. 83). 56. Véase H. R. Balz, Methodische Probleme der neutestamentlichen Christologie, 1967, pp. 48-128. 57. Sobre la problemática en torno a la apocalipsis sinóptica véase R. Pescii, Naherwartungen. Tradition und Redaktion in Mk 13, 1968.

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