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180 P E N S A M IE N T O Y E X P R E S IO N M IT IC O S E N E L N . T . Por otra parte, con respecto a narraciones com o las del bautis­ mo, tentaciones, transfiguración, ascensión, en lo que tienen de ca­ rácter maravilloso y sensible, siempre es lícito preguntar: ¿Hasta qué punto reflejan un suceso históricamente constatable o son, más bien, resultado de una elaboración teológica, de una reflexión ob je ­ tivante sobre el misterio de Cristo? Dentro de la imagen mítica del mundo en que vive el hombre del NT., las manifestaciones e intervenciones sensibles de seres sobre­ humanos — ángeles, demonios, voz del cielo, apariciones de Dios— no le suponían ninguna dificultad, contaba con ellas, eran parte de su mundo. El hombre del NT. se sentía escenario siempre abierto a la actividad interferente de los seres sobrehumanos. Aceptar esas intervenciones sobrenaturales y sensibles no le exigía ningún sacri­ ficio intelectual. A la acción caprichosa de muchos de esos seres atribuía confiadamente fenómenos y sucesos que le abrumaban o le maravillaban. Esta concepción mítica del mundo ha influido fuer­ temente en la presentación del mensaje cristiano. Es natural que el hombre del NT. tendiera a expresar la salvación aportada por Cristo en función de su existencia amenazada y de la necesidad que sentía de vencer esas fuerzas adversas. Por otra parte, cuando pre­ tendía resaltar el significado extraordinario de determinados suce­ sos, es comprensible que acudiera a esas representaciones sobrena­ turales: apariciones de ángeles, intervenciones del cielo, reacciones extrañas en la naturaleza, actividades de los demonios, etc. Estos elementos representativos, llamémoslos míticos, no constituyen el núcleo del mensaje cristiano, son simplemente condicionam ientos expresivos del mismo. Desarrollaron sin duda una función impor­ tante en la exposición del evangelio. Pero esto no justifica que se hable de «m itologización» del mensaje. Más bien se debía hablar de exp resión m itologizada . Dado el medio ambiente en que aparece y se propaga la buena nueva, esta forma mitologizada de su expre­ sión parece del todo necesaria. ¿ Es posible una expresión del todo desmitologizada? Este es un grave problema en el que no entramos ahora, y cuya solución depende, en parte, del concepto que se tenga de mito 55. of Miracle, en Zeitschrift für neutestamentliche Wissenschaft 50 (1959) 33-48; R. H. F u lle r, Interpreting the Miracles, 1963; H. Van der Loos, The Miracles o f Jesus, 1965; A. V o g tle , Los milagros de Jesús en el trasfondo de su época, en Jesús y su tiempo, 1968, pp. 183-198. 55. Entre los àutores católicos que de form a más critica y positiva han estudiado la presencia de elementos m íticos en el NT está H. Schlier, Das Neue Testament und der Mythus, en Besinnung auf das NT. Exegetische Aufsätze un Vorträge II, 1964,

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