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S A N T O S G O N Z A L E Z D E C A R R E A 177 condicionadas p o r supuestos no siempre fáciles de individuar, y cuya crítica no puedo intentar aquí. Me limito deliberadamente a hacer algunas observaciones de ca­ rácter más bien general sobre la presencia de elementos míticos o m itológicos en el NT., tal com o los admite Bultmann. No pretendo examinar cada caso concreto. 1. E l c o n c e p to bu ltmann iano de m ito. Es el primer punto que exigiría una larga y detenida discusión. Ha sido ob je to de muchísimas críticas Se le ha tachado de excesi­ vamente amplio y de excesivamente restringido. Se ha dicho que depende de una concepción del mito ya anticuada, vigente en el siglo xxx, pero que ya no estaría de acuerdo con los resultados de la investigación actual sobre la historia de las religiones. Se le ha tachado también de ser «en parte, al menos, una creación de quien se emplea en exorcizarlo»; que contempla y juzga el fenómeno mí­ tico desde fuera, desde el punto de vista del pensar científico, desde la imagen que tiene la filosofía moderna del hombre, de la historia y de la naturaleza. Todas estas objeciones tienen su parte de razón. Bultmann ha respondido diciendo que cada uno es libre en dis­ cutir su concepto de mito y de entender ba jo ese término otra cosa distinta de la que él entiende. Lo importante es examinar y discutir ese determinado fenómeno h istórico que él denomina m ito y esa manera de representación, pensamiento y expresión que él llama m itológica 51. Es decir, lo decisivo es la discusión sobre el contenido bultmanniano de mito, no sobre el término en sí. Pues es claro que la realidad y la actividad mitificante no se ha producido de forma unívoca. Cada cultura, cada pueblo, cada tipo de religión ha engendrado una forma propia y peculiar de mitos. No puede coincid ir el lenguaje y el contenido m íticos de un pueblo que tiene una fe monoteísta con el de un pueblo con fe politeísta. Tendrá que haber una diferencia profunda entre culturas desarrolladas y culturas populares. Cada pueblo tiene su manera propia de mirar hacia el pasado y hacia el futuro. Se ha demostrado suficientemente que el sentido de la historia es diverso entre los pueblos. Es interesante notar que Bultmann llega al problema del mito en el NT. a través del estudio y del análisis crítico-histórico de los textos neotestamentarios y de la comparación detenida con las lite- 5 1 . V é a s e Kerygma und Mythos I , p . 180. 2

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