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S A N T O S G O N Z A L E Z D E C A R R E A 171 el himno prepaulino, citado en Fl 2, 6-11. Se alude también al mito, aunque de forma más breve, en 2 Co 8, 9. Del d e sc en so y nuevo a sc en so del Redentor se habla en E f 4, 8-10 34. Cristo, com o destruc­ tor de la muerte e iniciador de una nueva humanidad, se contra­ pone a Adán, por quien penetró la muerte en el mundo (Rm 5, 12 ss.; 1 Co 15, 21-22. 44-45) 35. Según Bultmann se da también un motivo gnóstico en el tema central de la cristología y eclesiología paulinas: el tema del «cuerpo de Cristo» 36. En general, se puede afirmar que Bultmann tropieza con el m ito gn ó stic o del red en to r en casi todas las páginas del epistolario paulino y de la literatura deuteropaulina. Es una especie de telón de fondo de toda la cris­ tología paulina. El mito del redentor celeste, com o «palabra» de Dios, mediador en la creación, enviado por el Padre com o revelador encarnado, re­ chazado por el mundo, pero exaltado por Dios y que com o tal atrae hacia sí a los suyos, forma el trasfondo de la cristología del cuarto evangelio, de la 1 Jn y del himno que se encuentra en 1 Tm 3, 16. Bajo su aspecto formal, Jn eleva totalmente la vida de Jesús a la esfera del mito, comportándose muy libremente con la tradición histórica. Se trata de una forma tardía de evangelio. Pero tampoco se puede afirmar que toda la vida de Jesús en Jn sea una creación a base de dicho mito. Una comparación con el Jesús sinóptico lo demuestra suficientemente. Para ver hasta qué punto cuenta Bult­ mann con el mito gnóstico en la interpretación de Jn basta echar una ojeada superficial a su comentario del cuarto evangelio o a la exposición de la teología joánica dentro de La teología del NT . 37. En cuanto a la presentación que hacen los sinópticos de Jesús, Bultmann distingue entre las unidades preliterarias y el m arco teo­ lógico que actualmente les presta unidad. Este es secundario y ha sufrido en algunos puntos el influjo del mito. Lo primitivo son los relatos singulares, y en éstos sólo en casos especiales se encuentran motivos míticos: en las historias de la infancia, en el relato de las tentaciones, en los relatos pascuales y de la ascensión. Casi todos estos relatos están ausentes en Me, cuyo relato del bautismo mues­ tra influjo del mito de! Mesías. El de la última cena presenta carác­ ter de leyenda cultual. Por lo demás, la vida de Jesús en los sinóp­ ticos se halla adornada con muchos rasgos maravillosos: historias 34. Ibidem, pp. 178-179. 35. Véase Die Religion in Geschichte und Gegenwart 3 IV, p. 1281. 36. Die Theologie des NTs., pp. 182-183. 37. Ibidem, pp. 354-445.

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