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170 P E N S A M IE N T O Y E X P R E S I O N M IT IC O S E N E L N . T . na el ser divino de Jesús, su carácter divino, en estrecha relación con los hombres divinos, los th eioi ándres de la religión popular helenística. Se afirma así el origen divino de Jesús, en el que se manifiesta la d ynam is divina 30. Con todo, para Bultmann el motivo que más ha influido en la presentación neotestamentaria del misterio de Cristo es el m ito g n ó stic o de red en to r, que deriva fundamentalmente del mito ira- nano del «hombre primordial». Llama la atención el notable espa­ cio que dedica en La teología del NT . al estudio de los temas y motivos gnósticos, com o elementos formativos y conceptualizado- res del mensaje cristológico neotestamentario 31. Esto no obstante, reconoce que en la medida en que el anuncio cristiano permanecía fiel a las tradiciones viejotestamentarias y judías y a la tradición de la primitiva comunidad, las diferencias con respecto a la gnosis eran más decisivas. Como ejemp lo típico, señala la concepción del mundo com o obra del único y verdadero Dios, y la afirmación de que uno m ismo es el Dios de la creación y de la redención. En la antropología neotestamentaria es también patente la contraposi­ ción : la visión genuinamente cristiana es que el hombre es creatura de Dios, tanto por lo que respecta al alma com o por lo que respecta al cuerpo. Diferencias semejantes se pueden percibir también en el campo de la escatología 32. Lo más probable es que el influjo gnóstico haya llegado al cris­ tianismo, en su mayor parte, a través del ambiente judío-helenista, de carácter fuertemente sincretista. Bultmann señala algunos indi­ cios: los gnósticos espirituales — pn eum a tiko i — de Corinto son de origen jud ío (2 Co 11, 22). Por lo que se refiere a los herejes de Colosas, la identificación n o es tan segura (C1 2, 11. 14. 16). Pero es fácil que en las cartas pastorales se trate de una gnosis judío- cristiana 33. En cuanto al influjo concreto, Bultmann precisa que éste se acentúa en la manera de expresar el hecho salvífico. El Redentor viene presentado com o una figura cósmica, com o un ser preexisten­ te, H ijo del Padre, que ha bajado del cielo, enviado por el Padre, ha tomado figura humana, y, después de realizar su obra terrena, ha sido exaltado a la gloria celeste, consiguiendo una victoria y un dom ino totales sobre las potencias espirituales. Así alaba a Cristo 30. Ibidem, p. 131. 31. Ibidem, pp. 166-186. 32. Ibidem, pp. 171-172. 33. Ibidem, p. 175.

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