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E S T U D I O S P e n s a m i e n t o y e x p r e s i ó n m í t i c o s e n e l N u e v o T e s t a m e n t o La cuestión de la existencia de mitos o elementos míticos en en el NT. es un v iejo problema. En algunos textos del NT. se siente la necesidad de contraponer la verdad de los hechos salvíficos anun ciados a la falsedad de los mitos (2 Pe 1, 16; 1 Tm 1 ,4 ; 4, 7; 2 Tm 4, 4; Tit 1, 14). Estos autores neotestamentarios — autor de las Pas torales y de la 2 Pe— trabajan con lo que hoy llamaríamos un con cepto peyorativo de mito, el concepto corriente entre los escritores helenísticos de la época: relatos ficticios, increíbles, tomados del v iejo mundo de los dioses y de los héroes. En comparación con ese mundo m itológico clásico, los autores del NT. veían con toda cla ridad que el anuncio cristiano no podía ni debía ser considerado com o algo mítico. No era resultado de invenciones más o menos poéticas, sino que consistía esencialmente en hechos, en aconteci mientos concretos, reales, objetivos. Con todo, cuando realmente surgió el problema del mito en el NT. fue en el siglo xv ill, con la llamada «escuela mítica», cuyos principales representantes son I. G. Eichhorn, I. Ph. Gabler, G. L. Bauer y G. W. Meyer. Todos ellos toman com o punto de partida los interesantes estudios de Chr. G. Heyne (1729-1812) sobre el mito. Heyne cree que el mito responde a una etapa necesaria en el de sarrollo del espíritu humano: la infancia de la humanidad. La «escuela m ítica» aplica los resultados de Heyne, primero, a los 11 primeros capítulos del Génesis; después, a las otras partes del Antiguo y del Nuevo Testamento '. Desde ese momento la cuestión 1. V éase Chr. H artlich-W . Sachs, Der Ursprung des Mythosbegriffes in der mo dernen Bibelwissenschaft, 1952, pp. 11-90; P. Barthel, Interprétation du langage mytique et théologie biblique, 1963, pp. 15-67.
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