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G. DE SOTIELLO 71 se enseña com o es debido, contribuye poderosamente a la formación de toda persona cultivada, sea cual fuere la carrera que se haya de seguir. Pero para ello es preciso asimilar la doctrina y saber va­ lorarla con justeza. Es necesario ir a lo esencial, dejando de lado las digresiones prolijas y áridas y el puro afán de erudición. El libro de texto es letra muerta si el profesor no le da vida con una cultura al día. El estudio de la historia de la filosofía debe ir acom ­ pañado de lectura de los clásicos del pensamiento, al menos en forma antològica. La exposición del pensamiento contemporáneo no deja de plantear problemas delicados, pecando tanto por ex­ clu irlo com o por una excesiva valoración, falta de perspectiva his­ tórica y hasta cronológica. Debe ser encuadrado el pensamiento contemporáneo dentro de la continuidad de la historia que lo pre­ paró y lo hizo posible. El lector fanático de un autor contemporáneo no ha hecho más que sustituir el sujeto del «ipse (qu i) dixit». Y se ha llegado a la autocalumnia y al repudio de tradiciones valiosísi­ mas. Además este pensamiento contemporáneo no es exclusiva de tres o cuatro escritores de moda. En la discusión de esta ponencia se subrayó la necesidad de poner de relieve los valores y deficiencias del pensamiento contem ­ poráneo. Entre los valores positivos sobresalen los conceptos de contingencia, de concretez de la situación existencial; la intersuje- tividad; el análisis de la conciencia y del lenguaje. Como valores negativos: inmanencia y ateísmo, que terminan en antihumanismo; desestima del ser, implicada en el enfoque fenomenològico; apar­ tamiento de lo trascendente, por obra del relativismo; hermetismo retórico y seducción estilística; dificultad de comprender esta espe­ cífica literatura filosófica, que se aleja de los esquemas tradicionales; exagerada individualidad del hombre, que le sitúa en una zona de inseguridad y le lanza en la duda. En la enseñanza se debe dar importancia a los autores clave, en­ cuadrar históricamente los tratados especulativos, dar oportunida­ des para un estudio profundo. Las "su g eren cia s para una filoso fía de la relig ión " de I. Mancini, no dejan de ser interesantes, pero no recogemos sus indicaciones por parecem os un tema discutido y demasiado particular.

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