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68 LA FILOSOFIA EN LA IGLESIA POSTCONCILIAR los PP. Dominicos. Los trabajos presentados al Congreso fueron recogidos por la misma Revista y publicados en un número extra­ ordinario, enero-junio, de 1968. Quisiéramos en estas páginas re­ coger algunas de las orientaciones de aquel Congreso. La ocasión del Congreso la ofreció el hecho de celebrarse el vigésimo aniver­ sario de la fundación de la Revista. Pero a este motivo ocasional se unió otro más profundo: «responder del m odo más directo y concreto a las exigencias de renovación y de esclarecimiento en el campo filo só fico según las directrices del Concilio». Crisis del sa b er filo só fic o En algunos sectores eclesiásticos se advierte una desestima de los estudios filosóficos. Esta desestima proviene de dos frentes an­ tagónicos, del científico y del teológico. Se nota un recrudecimiento del cientismo, con olvido de los problemas últimos y, por otro lado, un fideísmo teológico que desconfía del valor de la especulación racional. La ciencia intenta establecer un univocismo del saber, co ­ mo si la forma única del m ismo fuera la científica. Con ello la meta­ física queda fuera de combate y la teología queda relegada a una actitud sujetiva, más o menos emocional. Por otro lado, el positivismo lógico pretende reducir la filosofía a un esclarecim iento del significado del lenguaje y en lugar de preguntarse, ¿qu é es lo real?, se limita a inquirir ¿qu é es lo que se pretende decir con tal afirmación? Y un h istoricismo más o me­ nos influido por la dialéctica marxista cree que es preciso relati- vizarlo todo y dejar a la filosofía com o un momento cultural dentro de la historia total del proceso histórico. Esa crisis adquiere caracteres específicos cuando se trata de la filosofía escolástica, filosofía que en el Congreso ha sido casi total­ mente desatendida si no es en su manifestación tomista. Sería ya tiempo de evitar para siempre esas pobres simplificaciones. Pero sigamos. B. Mondin se planteó lealmente las objeciones que hoy se airean contra la actualidad de la filosofía de Santo Tomás, o b je ­ ciones que resumió así: incomprensibilidad del lenguaje, raciona­ lismo en el método, dependencia de la ciencia antigua, incapacidad para acomodarse a las exigencias de la nueva teología, proteccio­ nismo por parte de la Autoridad eclesiástica, problemática arcaica. En todas estas objeciones hay alguna parte de verdad; pero hay, sobre todo, desconocim iento de la filosofía tomista. El autor va respondiendo una por una. A la primera no responde nada ata- ñente. Pero hace luego ver que el Angélico fue un pensador p ro

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