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N O T A S Y C O M E N T A R IO S L a f i l o s o f í a e n l a I g l e s i a p o s t c o n c i l i a r i Los momentos de crisis en la historia son de una importancia decisiva, ya que le ponen al hombre en una encrucijada, y de la dirección que adopte depende el futuro del hombre mismo. Resol­ ver adecuada o inadecuadamente una crisis es algo que obliga a replantear con seriedad, sin apresuramientos y sin com p lejos los problemas esenciales que afectan a la vida del hombre. «Hay crisis histórica, ha escrito Ortega, cuando el cambio de mundo que se produce consiste en que al mundo o sistema de convicciones de la generación anterior sucede un estado vital en que el hombre se queda sin aquellas convicciones, por tanto, sin mundo. El hombre vuelve a n o saber qué hacer, porque vuelve a de verdad no saber qué pensar sobre el mundo». Unas de las convicciones que periclitan son las que se refieren al valor de la filosofía. Por eso urge tensar el alma y preguntarse inexorablemente si la filosofía, y en nuestro caso la filosofía dentro de la enseñanza de la carrera eclesiástica, sigue teniendo vigencia. Y, en todo caso, qué es lo vivo y lo muerto en esa enseñanza. La presente nota se limita a recoger lo que un grupo de espe­ cialistas y técnicos en la materia ha pensado sobre el particular. Si me hago eco de ello es porque, en lo sustancial, estoy de acuerdo con esas ideas A finales de diciembre de 1967 se celebró en Nápoles el primer Congreso nacional de profesores de filosofía en los Seminarios y Facultades eclesiásticas, organizado por la revista «Sapienza» de 1. Las publicaciones cuyas ideas quiero resumir son las siguientes: L’insegna­ mento filosofico nei seminari dopo il Vaticano II, Sapienza (Napoli) 21 (1968) 24 x 17, pp. 1-304. (Atti del I Convegno Nazionale dei docenti di filosofia...). Y Jerzy K a lin o w sk i et Stephan S w ie z a w s k i , La philosophie a l’heure du Concile (Paris 1965).

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