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50 S IX T O V CONTRA LA P R A G M A T IC A DE F E L IP E I I reado , pues sobre él recae el peso de la mayor p a rte de los nego­ cios; vuelve a casa con la imp resión de que el Rey, al rem itirle a su secretario , no h a querido más que echárselo de encima. No ob stan te e sta desconfianza, v isita a Id iáquez que le recibe con la can tinela de siempre; la P ragm ática no incluye a los eclesiásticos y p o r o tra p a rte ya el em ba jado r Olivares tiene ó rdenes p re c is a s 4S. El Nuncio insiste en que se pub lique nueva Pragm ática p a ra los E stados españoles de Ita lia , rem itiéndose al Papa p a ra el tra ta ­ m iento que se qu iera d a r a las pe rsonas religiosas; exige además que se declare el cap ítu lo refe ren te a los em ba jado res, pues tan to el Rey como su secre ta rio confiesan que «non sanno come vi se m ettesse, ne a che fine». Id iáquez se in te resa po r las sugerencias de Mons. Speciano y p rom ete escrib ir de nuevo al em ba jado r de Roma. El Nuncio sale de la en trev ista con la im p resión de que no ob tend rán más que buenas p a la b r a s 46. Y en efecto. El Rey e ra te rm in an te en su ca rta a Olivares: «Me ha hab lado repe tidas veces el Nuncio de que no se comprenda a los eclesiásticos en la P ragmática. Pide declaración sob re esto, insinuando que pod ría el Papa ob ligar a los eclesiásticos a lo m is­ mo que yo m ando en ella. Al p rincip io se fue d isimu lando ; aho ra insiste y le rem ito a lo que os escribo: 1) Las P ragm áticas de estos Reinos siempre han com p rend ido a toda clase de personas; 2) si el Papa qu iere env iar este m andato , o rdenando lo m ismo que mi Prag­ mática, hágalo; 3) cam b iarla o hacer excepciones a los dos días de hecha, ya ve Su San tidad que no conviene tr a ta r dello». Felipe II com ienza a sospechar que sea p rec isam en te el Nuncio el respon ­ sable de la insistencia de Roma: «Creo que ah í se de ja ría co rre r si de acá el Nuncio no atizase como sospecho que lo hará» 47. Las pa lab ras del Rey son term inan tes; no está d ispuesto a ceder; pe ro tampoco se com p rom eterá con una respuesta cla ram en te nega­ tiva que pud iera provocar reacciones v iolentas; cuen ta con la ayuda del tiempo. A fines de febrero , Sixto aun no ha perd ido la esperanza; en con jun to , su valoración de la conducta del Católico es a ltam en te positiva, en con tra ste con la «insolertia» de la Señoría de V enec ia48. Como pasa el tiempo y oficialmente no se da ninguna explica­ 45. N u n cio de M a d rid a R u sticu ci, 20-11-1587: ibid., f. 126r; cf. id. a id., 21-1V-1587: ibid., f. 177r. 46. N u n cio de M a d rid a R u sticu ci, 20-VII-1587: ibid., ff. 126v-127r-v. 47. F elipe II a O livares, 31-111-1587: Arch. Gen. Simancas, Estado, Roma, les. 949, f. 48. 48. A lb e rti al G ran Duque, 24-11-1587: Arch. Stat. Firenze, Mediceo 32%.

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