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46 S IX T O V CONTRA LA P R A G M A T IC A DE F E L IP E I I audiencia después de conocerse la Pragmática. «Llevé a la aud ien ­ cia una copia de la Pragmática; empecé m an ifestando mi satisfac­ ción po r el hecho de que se hub iera puesto remedio a tan to s abusos como se cometían en m ate ria de tra tam ien to s; ya desde el p rim e r m omen to me di cuen ta de que m is p a lab ras halagaban al Rey y después o tro s han venido a con firm a r aquella m i p rim e ra im ­ presión. Le d ije tamb ién que dos cosas hab ían desagradado , si bien yo no las a tribu ía a m ala vo lun tad , y confiaba en que se darían tales explicaciones que las pe rsonas afectadas se tranqu iliza ran . Me escuchó paciente y a ten tam en te cuando ob jeté con tra la inclu­ sión de cardenales, obispos, religiosos y em ba jado res en la P rag­ mática. El, p o r su pa rte , exageró mucho el cap ítu lo de abusos p a r­ ticu la rm en te en tre los religiosos. También me d ijo que nunca p re­ tend ió im ped ir que los cardenales, obispos y religiosos se tra ta sen e n tre sí como les plazca; y que él no ha querido ob ligar más que a sus vasallos seculares que fueron los que le p id ieron la Prag­ mática. E sta respue sta —con tinúa el Nuncio— p resen ta cie rta vero­ sim ilitud ; pero d iscu tida a fondo, resu lta insostenible; de todas fo rm as, es Su San tidad qu ien tiene la p a lab ra y quedo en espera de órdenes; m ien tras, me ab stend ré de ab o rd a r de nuevo el tema a no ser que la opo rtun id ad sea muy favorable. Respecto a los em bajado res, me dijo que en tre sí pueden tra ta rs e como les plazca; pues la P ragm ática sólo obliga a sus vasallos laicos; aunque se incluyó a los em bajado res, no se les quiso per­ jud ica r, pues de todos es bien sab ido que siem p re preceden a los Grandes, y, en España, se les d a rá el títu lo de señoría; más aún; confidencialmente, el Rey me ha dicho que el cap ítu lo refe ren te a los em ba jado res no figuraba en la redacción p rim itiva y que cie rtam en te h ab ría sido m e jo r no incluirlo. Si insistimos, creo que se log rará una declaración; el em ba ja ­ do r imperial alim en ta esta m isma esperanza, y hay que seguir presionando , pues, fren te a las declaraciones privadas, está el de­ c re to público. Tal vez sea el cam ino más fácil que Su San tidad pub lique una P ragm ática que regule los tra tam ien to s en tre eclesiásticos. El Conde de Chinchón, mayordomo del Rey, cree que Su Majestad no vería mal que todos los demás Príncipes d ieran P ragm áticas de te rm i­ nando los tra tam ien to s p a ra sus respectivos Reinos». El Nuncio resum e su imp resión sob re la audiencia: « lo ho trat- ta to in modo con S. Mtá, che p e r quan to ho inteso é rim a sta sodis- fa tta , e t si é acco rta che io m i son mosso a farle in tende re quello che dovevo et come Nuntio, et come pe rsona affitionata a lei».

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