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J. M .a L A SO G O N Z A L E Z 7 Aristóteles al térm ino «enérgeia» un significado d istin to ; y se refiere tam b ién al p rim e r ser. El m o to r p rim e ro no es aho ra «enérgeia», simplemente po rque siempre mueva. Es más, su función m o to ra pasa a un p lano de sombra; es reducida a ca rac te rística accidental ex trínseca al p rim e r m o tor. En estos o tros pasajes el se r «enérgeia» del p rim e r m o to r consiste en la existencia eterna más perfecta y agradable que el hombre pueda soñar. Y aho ra es cuando llama «dios» a esta «enérgeia» “ , po rque «decimos que dios es el viviente e terno m ejo r, de tal m anera que la vida y duración con tinua y e terna pertenecen a «dios»; es, pues, Dios» l2. Tampoco en estos cap ítu los séptimo y nono de Metaphys. X II «enérgeia» aplicado a dios significa p a ra Aristóteles acto pu ro equi­ valente a «ser omniperfecto». «De en tre las cosas conocidas, la m en te parece ser la más divina» u. Y lo más digno den tro del orden de la realidad m en tal es el acto de pen sar el p rop io acto, de modo que toda po tencialidad y dependencia respecto al ob jeto pensado queda excluida l4. El térm ino «enérgeia», p o r tan to , tal como es p re ­ dicado de dios en estos dos cap ítu los, significa lo m e jo r y más per­ fecto, pero no en sen tido abso lu to o «simpliciter», sino «secundum quid», en el o rden de las realidades mentales. Que la perfección suma en un orden implique de suyo una rea­ lidad plena en todo o rden , es cuestión que aqu í no se in ten ta p lan ­ tea r. Lo que aqu í se p retende, es hacer ver cómo Aristóteles, en el cap ítu lo sexto de Metaphys. X II, usa el térm ino «enérgeia» p a ra exp resar que el m o to r p rim ero ha de mover siempre, excluida toda posib ilidad de no hacerlo, m ien tras que, en el libro séptimo y noveno, «enérgeia» significa que dios es un acto intelectivo en el que toda po tencialidad es tam b ién excluida. Ambas acepciones del térm ino «enérgeia», ap licadas al ser p ri­ mero, están enlazadas en tre sí en Metaphys. X II po r la respuesta a cómo mueve el m o to r p rim ero . La respuesta a esta p regun ta no tiene en Aristóteles más valor que el de un postu lado ; que sea m o to r inmóvil, no justifica que haya de mover como causa final. Ahora bien, una vez asen tado que el m o to r p rim e ro mueve como causa final, Aristóteles comienza a analizarlo como realidad que pertenece al orden de lo inteligible y deseable 1S; y, po r este camino, 11. Metaphys. XII, 7, 1072b 14-26. 12. Metaphys. XII, 7, 1072b 28-30. 13. Metaphys. XII, 9, 1074b 15-16. 14. Metaphys. XII, 9, 1074b 16 y ss. 15. Metaphys. XII, 7, 1072a 26 y ss.

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