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32 A N A L IS IS DE L A S APORTAS T E O L O G IC A S . 3. DIOS Y EL HOMBRE «Y es una vida como la que p a ra noso tros es la m e jo r du ran te un pequeño lapso de tiem po ...» A ristóteles ha dem ostrado ya la necesidad de que exista un p rim e r m o to r que mueve como ob jeto de pensam ien to y deseo, y que es el m e jo r y ab so lu tam en te inmu­ table; en seguida comienza a deducir cuál sea la n a tu ra leza del p rim e r m o tor, con las pa lab ras citadas. En ellas anuncia que la vida m ejo r, que el hombre pueda vivir en un instan te , va a ser el pun to de pa rtid a p a ra conocer la natu ra leza del ser mejor. No es una fo rm a an tropom ó rfica de reso lver m etafísicam en te el asun to . El princip io en que basa Aristóteles el valor de su deduc­ ción es éste: lo m ejo r en sí m ismo es lo m ejo r que se puede pensar. No es un p rincip io «a priori» p a ra Aristóteles; el ob jeto p rim e ro del en tend im ien to es la «ousía» en sí, y el de la vo lun tad lo realm en te estimab le; las realidades son conocidas y estim adas como series jera rqu izadas en su ser y en su valor, po rque así lo imponen ellas m ismas en cuan to fo rm a del en tend im ien to pasivo: éste toma la fo rm a de su ob jeto cada vez que pasa al acto, como la cera de la tab lilla es in fo rm ada po r las letras que en ella se escriben "2. En el hom b re, sus activ idades cognoscitivas son su vida m ejo r y en tre ellas la activ idad intelectiva es la más estimable. La actividad intelectiva tam b ién tiene diversos grados de va lo r según el valor de su ob jeto ; el ob jeto m e jo r será el en tend im ien to m ismo; y, puesto que el en tend im ien to se en tiende a sí m ismo al conocer los ob jetos, el acto en que en tend im ien to e inteligible llegan a con stitu ir una m isma cosa es la m ejo r activ idad y la fo rm a de vida más deseable. Este acto es lo m e jo r en la serie de actos buenos; po r eso es lo divino que hay en el hom b re y su bien abso lu to . Pero en el hom b re este acto es lim itado, en cuan to al tiempo en que puede gozar de él y en cuan to al esfuerzo que ha de realizar p a ra lograrlo; pues el hom b re es po r natu ra leza m u tab le. ¿ Qué será Dios, sino este acto de pen sa r su prop io acto? Este bien absoluto, sin los lím ites a que queda reducido po r la na tu ra leza m u tab le del hom b re, sino en toda su p len itud , será la rea lidad inm u tab le y necesaria de la natu raleza de Dios: « ...Puesto que la m en te es su je to del inteligible y de la «ousía», está en acto poseyéndolos, de tal m anera que esto más que aquello es lo que parece la mente tene r de divino, y la contemplación 111. Metaphys. X II, 7, 1072b 14-16. 112. Metaphys. X II, 7, 1072a 27-35; De an. III, 4, 429b 26 y ss.

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