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2 2 A N A L IS IS DE LA S A P O R IA S T E O L O G IC A S . objetiva. He aquí una solución au tén ticam en te aristo télica. P regun­ ta r po r la creación del orden del universo, tiene p a ra A ristóteles el m ismo sentido que p regun ta r po r la creación del movim iento; el universo, su o rden y su movim iento no han sido engendrados; co­ existen desde siempre con su mo tor, pues son, como él, «enérgeia» en cuan to a la «ousía». Por todo esto, no parece que pueda consi­ dera rse ab ie rta la filosofía de Aristóteles a la po ste rio r idea de crea­ ción, que los creyentes qu isieron añad irle, sin p resc ind ir y modificar pun tos fundam en tales de su doctrina. En el lib ro I de los Metaphysica, cuando dice de la sab idu ría que es la ciencia p rim e ra y más au tá rtica , afirma de ella que es la ún ica divina po r doble razón. «Porque a todos parece que Dios es una de las causas y cierto principio, y po r lo m ismo debe poseer tal ciencia o sólo o principalm en te Dios» 66. Teniendo a la v ista este texto, parecería indudab le que según Aristóteles Dios conoce el mun­ do al conocerse a sí m ismo como principio. Confirma esta impresión la crítica que A ristóteles hace a Empédocles en el lib ro siguiente de los Metaphysica, crítica que ba jo o tro pun to de v ista se rep ite en el De anima : está p lan teando Aristóteles la conocida serie de apo- rías metafísicas, cuando, mediado el cap ítu lo cuarto , se p regun ta si los princip ios de los seres perecederos y de los imperecederos serán los m ismos; en tre los filósofos que h ab la ron ya razonando está Empódocles, p a ra quien la d iscord ia engendra a todos los seres menos al Uno: «por lo cual tam b ién le acontece que Dios, el ser más dichoso, es menos sabio que los demás seres; pues no puede conocer todo; ya que no posee la discord ia, y el conocim iento de lo sem ejan te con lo semejante» 67. Uno y o tro pasaje, aquel en el que se afirma que la sab idu ría es ciencia divina po rque tra ta de Dios como princip io , y po rque la posee Dios, y este o tro en el que critica a Empédocles los lím ites a que reduce el conocim iento divino, parecerían suficientes p a ra ind icar que, según Aristóteles, Dios conoce el mundo al conocerse a sí m ismo como principio. A ello se añade que, según hemos visto, p a ra Aristóteles la esencia de Dios es pensam ien to . Sin embargo, en Metaphys. X II, 9: «que Dios se conociera a sí m ismo y que cono­ ciera a los o tro s seres son a lte rna tivas, y al a firm ar la p rim e ra alte rna tiva im p lícitam en te niega la segunda...» 6S. 66 . Metaphys. I, 2, 983a 5-10, Cfr., 982b 24 y ss. 67. Metaphys. II, 4, 1000b 3-6. Cfr. 1000a 5 y ss., donde plantea la aporía, y De an. I, 5, 410a 30 y ss., donde se repite la misma crítica a Empédocles al refutar el sentido material de la doctrina según la cual lo semejante se conoce con lo semejante, y de la que se deduciría que el alma tendría que estar compuesta por todos los elementos. 68 . W. D. Ross, Aristotle's Metaphysics (Oxford 1958), vol. I, Introduction, p. CXLII.

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