PS_NyG_1969v016n001p0003_0036

2 0 A N A L IS IS DE L A S A P O R IA S T E O L O G IC A S . Aristóteles desconoce la creación del mundo po r Dios, y niega que Dios conozca y gobierne el mundo. Veámoslo, siqu iera brevemente. En p rim e r lugar, hay un pasaje en el Corpus A risto telicum en que Aristóteles niega toda activ idad «ad extra» en Dios, como in ­ digna de su modo de ser. Es en la E tica N icomaquea, en el ú ltimo libro, al bu scar en qué consiste la felicidad perfecta. Teóricamente e stá claro: será aquella activ idad ag radab le del todo au tosuficien te, la con temp lación in telectual. E sta actividad, to ta lm en te «ad in tra» , imposible p a ra la natu ra leza del hom b re, es la vida divina 55. Y no se piense que este acto, la vida con tem p lativa, en que consiste la vida divina, es con jugab le en Aristóteles, como se rá en sistemas filosóficos posterio res, con una acción o p roducción hacia fuera; expresamen te dice A ristóteles en el citado pasaje: «Aunque se reco rran todas (las clases de acción), las circunstancias de las acciones pa recerían pequeñas e indignas de los dioses. Sin embargo, todos p iensan que éstos viven y po r tan to que existen en acto; no en verdad , que due rm an como End im ión . Pero si se qu ita a un ser viviente el o b ra r («p rá tte in» ) y además el hacer («poiein»), ¿qué le queda sino la con temp lación («theoría»)? De tal m anera, el acto de Dios («he toü theoü enérgeia»), el más destacado en felicidad, debe ser contemplativo» 56. P a ra Aristóteles p rodu c ir el un iverso y gobernarlo eficazmente sería, sin duda alguna, un «práttein» y un «poiein»; de n ingún modo se pod ría explicar la creación y provi­ dencia como una «enérgeia theoretiké» 57. Viniendo ya a la cuestión de la creación en p a rticu la r, se puede a firm ar con seguridad que Aristóteles no sugiere en p a sa je alguno una dependencia p rop iam en te metafísica del mundo respecto al p ri­ m er princip io : « ...S i el mundo es eterno, si existe desde siempre y no puede perecer en el fu tu ro , el p rob lem a de la existencia de la rea lidad cósm ica no se p lan tea; el mundo está ah í como una rea li­ dad du rade ra ; sob re lo que es pe rm anen te no se p lan tea p rob lem a alguno; es el cambio con tinuo de la rea lidad sensible quien des- et ses problèmes. Recueil d’études de doctrine et d’histoire offert à R. Jolivet (Paris 1960), pp. 21a 44. 55. Et. Nie. X, 8, 1178b 8-25. Habla aquí Aristóteles de los «dioses». Esto no quita valor al contenido del texto; pues no se expresa Aristóteles ajustándose a la idea tradicional de los «dioses», sino justamente al contrario: todas las imper­ fecciones y defectos de los dioses homéricos chocan con la vida que de verdad podemos pensar divina; una vida autosuficiente y totalmente en sí, una vida con­ templativa. Esto es lo que dice Aristóteles en el texto citado. 56. Et. Nie. X, 8, 1178b 17-24. 57. Cfr. H. Bonitz, Index Aristotelicum, a estas palabras.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz