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J. M .a LA SO G O N Z A L E Z 19 Aristóteles, al deducir la esencia divina, dice que «m ejor es no ver algunas cosas que verlas» 49, asegura San to Tomás: «Y no se sigue, sin embargo, que le sea desconocido todo lo d istin to de sí mismo; pues, en tend iéndose a sí mismo, en tiende todo lo demás» 50. Por fin, a la p regun ta de po r qué el universo inconsciente es movido po r Dios como fin ú ltimo , cree San to Tomás que la mente de Aristóteles es que Dios, in teligen te y libremen te, hace que el p rim e r movi m iento se asemeje a él en lo posible 51. Quizá la ú ltim a sing ladu ra ilustre, que acep ta y define esta ín te gra in te rp re tac ión , es la p a rá fra sis que F. B ren tano realiza de las doc trinas teológicas de Aristóteles; la raíz de la solución que sus cita la doc trina de A ristóteles sobre las relaciones en tre Dios y el m undo está, según F. B ren tano , en ten e r an te todo presen te cómo A ristóteles de ja b ien en claro cuál sea la esencia de Dios: po r ser Dios acto perfecto de en tend im ien to , es causa del orden , y po r tan to del ser; lo conoce todo en su p len itud intelectiva; y el acto perfecto de conocer su p rop io acto es gozo y bien perfecto, en el que conoce y p rocu ra el b ien de todo lo demás en la medida de lo posible. De este modo F. B ren tano encuen tra en Aristóteles una teodicea con las m ismas líneas de op tim ismo que la de Leibniz 52. E. Zeller opuso a esta in te rp re tac ión de F. B ren tano una tesis más a ju s tad a a los textos: el p rim e r m o to r de Aristóteles no es c reado r ni providente. Con unos u o tros matices, los in té rp re tes poste rio res han acep tado la tesis de E. Zeller 5i. Si, al leer la doc trin a teológica de Aristóteles, prescind imos expresamen te de los conceptos que la filosofía po ste rio r elaboró en con tacto con las reli giones de los creyentes, no encon trarem os en la teología de A ristó teles el concepto de creación; tampoco encon trarem os que Aristóte les dem uestre ni defienda que Dios conozca el universo o lo gobier ne. Quizá tampoco podamos en con tra r en él las doctrinas con tra rias; po r esto la con junción po ste rio r de estas doctrinas con la teo logía de Aristóteles resu lta viable, según algunos com en taristas, sin modificar sus princip ios fundam en tales M. Pero lo cierto es que 49. Metaphys. X II, 9, 1074b 32. 50. S. Tomas, In Metaphys. Lib. X II, lect. 11. 51. S. Tomas, In Metaphys. Lib. X II, lect. 5. 52. F. Brentano, Aristoteles und seine Weltanschauung (Leipzig 1911), trad. esp. Barcelona 1943. 53. Un brevísimo esquema de las diferentes posturas de los intérpretes actuales, en lo que se refiere a la actividad creadora de Dios según Aristóteles, puede verse en el artículo de J. Owens, The reality of the Aristotelian separate movers, en Review of Metaphysics (New Haven 1950), p. 319, n. 14. 54. Cfr. A. Mansion, Le Dieu d’Aristote et le Dieu des chrétiens, en La philosophie
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