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14 A N A L IS IS DE L A S A P O R IA S T E O L O G IC A S . fenómenos na tu ra les te rrestre s y celestes afirm arían inm ed iatam en te la existencia de los dioses: «Muy bien d ijo Aristóteles: si hubiese hab ido quienes hub iesen hab itado ba jo la tie rra en elegantes pa­ lacios decorados con relieves y p in tu ra s y prov istos de todo lo que poseen en abundancia los que son ten idos po r felices; si nunca hubiesen salido a la superficie de la tie rra ; si hubiesen ten ido cier­ tam en te noticia de cierta divinidad y del poder de los dioses; si después de un m omen to dado, ab ie rtas las fauces de la tie rra , hu ­ biesen podido escapar y sa lir de aquellas recónd itas m o radas hasta los lugares que hab itam os noso tros; en cuan to hubiesen v isto la tie rra , los m ares y el cielo, cuando se hubiesen pe rca tado de la m ajestuosidad de las nubes y de los vientos, cuando hubiesen con­ temp lado el sol y su m ajestad y su herm osu ra, y a la vez hubiesen advertido su eficacia, po r el hecho de que él hacía el día esparciendo su luz po r todo el cielo, pero cuando la noche lo hubiese oscurecido y entonces observasen todo el cielo decorado po r los a stro s y la variedad de luces de la luna, hoy en creciente, m añana en m en­ guante, y la salida y puesta de los astro s, y su cu rso inm u tab le estab lecido p a ra toda la e tern idad : cuando viesen estas cosas, sin duda juzgarían que los dioses existían y que tales m arav illas eran ob ra de dioses. Esto es lo que decía aquél» 36. Este g rupo de testimon ios del De philosophia confirman y de­ sa rro llan amp liam en te el a rgum en to insinuado en Metaphys. X II, 10: tamb ién la b ien o rdenada disposición de las cosas en el cosmos exige la existencia de un o rdenado r. Norm alm en te, desarro llando sus doctrinas fundam en tales, Aristóteles explica todo el orden del cosmos med ian te la na tu ra leza («physis»); aquí, en cambio, nos aparece buscando un o rdenado r. No es esto sino un a m anifestación más de la doble e s tru c tu ra conceptual que aparece en el Corpus A ristotelicum para explicar el p rim e r p rincip io del movim iento. La explicación teleológica del universo m ed ian te la «physis» concuerda con la concepción del p rim e r principio del movim iento un iversal como una fuerza física localizada en la superficie de la ú ltim a esfera, tal como lo expone en Phys. V III; la recu rrenc ia a un p rim e r o r­ denado r se a ju s ta perfectam en te a un «arkhé» que es «noüs», el más perfecto que el hom b re pueda concebir. En efecto, tan to el p rim ero de los argum en tos analizados, en el que, advertidos los d istin tos grados de perfección en los seres, 36. W. D. Ross, Aristotelis fragmenta selecta (Oxford 1958). De philos. frag. 13. Este texto ha sido conservado por Cicerón en su De nat. d e o r pero también de modo semejante se halla en Filón, Leg. Alie g. y De praem. et poen.

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