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4 3 4 T E O L O G IA Y S O C IE D A D muy diversa, pueden concretizar en realidades tangibles. La existencia, com o pura posibilidad, n o puede orientarse a criterios de ordenación, partiendo del «ord en esencial». Esta ha sido la solución de una mentalidad que el protestan tism o siempre ha designado com o la «analogía entis». Lo estric­ tamente h istórico solamente adm ite un examen fen om en ológico, en un siste­ ma de referencia cuyas coordenadas son el tiem po y el espacio. Pero también recon oce el autor que toda teoría debe ser «trascendente», porqu e el acon tecim ien to singular no es sistematizable. De ahí surge la nece­ sidad de un «sistema de con fron tacion es», entre los datos sociales y el men­ saje salvífico, para descubrir el con ten id o teológico de los hechos sociales. C on fron tar el «ord en de la redención » y el «orden social» n o significa com ­ parar copia y m odelo, sino «enfrentarse» con la realidad partiendo de la fe. Verdad teológica y verdad sociológica son dos cosas distintas. La verdad teológica, según Schulze, no se obtiene p or un p roce so «em p írico», ni «especu ­ lativo». Este p roceso dedu ctivo sería fácil si existiese el «orden crea d o» p or Dios. En tod o caso, la verdad teológica viene definida p or la relación del hecho social con la realidad de Dios que, p or definición, se identifica con la verdad m isma. Pero esta relación o referencia a Dios nos es solamente cogn oscible en el «sistema de coordenadas de la fe». La revelación y la fe posibilitan el «encuentro», la «con fron ta ción » del cristiano con el reino de Dios y en su dim ensión escatológica. Y en ese encuentro o con fron tación el cristiano descubre la «verdad teológica», pero n o puede deducir la «verdad social», sino que tiene que reconstruirla, inventarla, fabricarla, partiendo de las exigencias de la situación concreta. No se trata de actualizar un orden d ivino en la sociedad humana, con form e a un m od elo preexistente. Se trata de en con trar un orden, que Dios insinúa com o pura posibilidad. Porque la acción conservadora de Dios, según la m entalidad protestante, sostiene la apertura del ser a múltiples posibles realizaciones, d ejando al hom bre la «decisión actual y personalísim a» b a jo el dictamen de la fe. Y com o quiera que la actualidad solamente adm ite el análisis existencial, fen om en ológico, hay que decidir también en cada caso, sin recu rrir a com portam ien tos o instituciones pretéritas, porqu e los cam bios sociales son irreversibles. La teología social de Schulze se abre paso a través del irreductible sen­ dero de una «con fron ta ción »: la verdad social y la verdad teológica corres­ ponden a dos órdenes «in com un idados», a saber, el orden de las infinitas posibilidades y el orden de las lim itadas y con cretas actualizaciones h istó­ ricas. El trampolín que perm ite el salto de la realidad con creta al «ser tras­ cendente» del orden divino, es la fe. Schulze no se identifica con la teología clásica protestante que con cebía la «lex dei» com o «un m od o de ser» que se imponía a la realidad social concreta. Ahora el significado de «ord en» es puramente form al, casi nom inal, ya que se identifica con la pura inde­ term inación. Existe de hecho un orden, con la obligada trama de instituciones sociales, sin las cuales sería prácticam ente im posible el p ro ceso de madurez en la personalidad. Pero no puede convertirse lo que es «con d itio sine qua non», en una corresponden cia obligada, com o si las instituciones sociales, que caracterizan un orden con creto de la sociedad, fuesen la manifestación del orden querido p o r Dios. D ios prolonga su acción creativa en el gobierno

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