PS_NyG_1968v015n003p0339_0372

360 LA OPINION PUBLICA EN LA IGLESIA — Quiere saber la opinión del Obispo para tenerla en cuenta y para corregir lo que pudiera haber de desviación en mi pen­ samiento, dispuesto de antemano a someter mi juicio al sen­ tir de la Iglesia y a la decisión de la Jerarquía. He subrayado las palabras del ministro porque son las más pon­ deradas, conscientes y justas que se han escrito por católicos en todo lo que va de siglo. Saber tener en cuenta para corregir lo que sea corregible con un propósito deliberado de sentir con la Iglesia y someterse de antemano a las decisiones de la Jerarquía es un tes­ timonio definitivo. En opinión de Mons. Angel Herrera, son dos las objeciones gra­ ves que oponer al discurso, por ser difíciles de conciliar con las «enseñanzas católicas». La censura y las consignas. A la censura se le pone un reparo modal. Las consignas tienen un vicio de raíz. La censura previa Desde un horizonte doctrinal católico no habría reparos de base contra la censura previa que tuvo su origen en los medios eclesiás­ ticos. Y esta fue la práctica normal de la Iglesia y de los Estados durante algún tiempo. En la actualidad, su aplicación práctica está muy prestigiada incluso en algunos gobiernos de tendencia liberal. Entonces, se convierte en una ley prudencial — la misma política se basa en la prudencia— que descarta las desviaciones y el desen­ freno en el uso de las libertades públicas. La censura ataja las am­ biciones de grupo y el libertinaje de la pluma que se proyecta de un modo peligroso en la convivencia. La censura como compuerta de las aguas sucias del desorden y del sensacionalismo es una necesidad. El Obispo de Málaga afir­ ma que en España se han evitado en los últimos lustros graves da­ ños a la sociedad y a la Iglesia gracias a la censura previa. El mis­ mo magisterio pontificio alerta a los periodistas contra la calum­ nia, la seducción de la masa sencilla y la violencia. Con todo, no hay que olvidar que la prensa se ordena al bien común. Está en función de los valores humanos y espirituales del hombre. ¿Cuál es la base de los reparos contra la censura previa? Pues, sencillamente, que pone en cuarentena el concepto mismo de la libertad de prensa. Si se ejerce de una forma arbitraria, la libertad de prensa se convierte en «papel mojado». Un sistema totalitario intervendrá por norma hasta el abuso para fiscalizar y reprimir, con lo que la voz pública se ahoga entre la maraña de las excesivas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz