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J . M .a L A S O G O N Z A L E Z 1 8 5 moviera a sí mismo 40; el alma, pues, según Platón se movería a sí misma en círculo, y de este modo sería el principio primero de todo movimiento por serlo del movimiento primero, el de lugar en c írcu lo41. Ahora bien, Aristóteles, fijándose en un pasaje del T im e o n, en el que Platón dice que el alma fue formada por Dios en el tiempo, rechaza como contradictorio que el alma automotriz sea el principio primero del movimiento: «Pero a Platón no le es posible decir que es el principio (del movimiento) el que a veces piensa, lo que se mueve a sí mismo; pues, como él dice, el alma es posterior (al movimiento) y coetánea con el c ie lo»43. Sin embargo, son otras y más profundas las razones por las que Aristóteles rechaza que sea un alma automotriz la causa última del movimiento, como opinó Platón: En el capítulo tercero del libro primero del De anima se pre­ gunta Aristóteles si la esencia del alma será el moverse a sí misma dando lugar de este modo al movimiento; reduce al absurdo por diversos caminos esta concepción del alma y ridiculiza brevemente la opinión de Demócrito cercana a esa idea del alma; después, ci­ tando el Timeo, acumula argumentos contra la descripción que hace Platón del alma del mundo, principio último del movimiento primero44. Concuerda en líneas generales este pasaje del De anima con el pasaje de Phys. VIII en que Aristóteles concluye que el pri­ mer motor o tiene que moverse a sí mismo o tiene que ser inmóvil, rechazando la primera de estas alternativas como ficticia y como imposib le45. La esencia del alma para Aristóteles es ser principio de la vida de un cuerpo; y en cuanto tal debe recibir del exterior diversos estímulos que son principio del movimiento que ella comunica al cuerpo. Por otra parte, ¿qué sería un alma reducida a principio del movimiento sino una magnitud? Y, ¿quién puede entender qué clase de magnitud sería un alma? Además, un alma racional mo­ viéndose en círculo, ¿qué pensaría? ¿Sería un pensamiento mo­ viéndose en círculo vicioso? Tanto el pensamiento práctico como el teórico tienen un término; pero es que además, el pensar más parece un estado de reposo que de movimiento. Estas y otras mu­ 40 . Phys. VIII, 5 , 257 a 27 y ss. 41 . P latón , Leg. 887 c y ss.; 984-986 e . Cf. Pluiedrus 245 c - 246 a, sobre la e s e n c ia c in m o r t a lid a d d e l a lm a c o m o p r in c ip io a u t o m o t o r . 42. P latón , Titn. 30 a y 34 b -c . 43 . Metaphys. XII, 6, 1072 a 1 - 3 . Cf. Phys. VIII, 1 , 251 b 14 - 19 . 44 . De An. I, 3 , 406 b 26 y ss. Cf. P latón , Tim. 34 a 36 e yss. 45 . Phys. VIII, 5 , 256 b 3 - 258 b 9 ; 6, 259 a 29 - b 28 .

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