PS_NyG_1968v015n002p0177_0199

1 8 0 E L M A R C O H IS T O R IC O D E L A T E O L O G IA D E A R IS T O T E L E S sensación, establece de nuevo dos causas y dos principios, lo ca­ liente y lo frío, como quien dice el fuego y la tierra; y de estos pone lo caliente al lado del ser y lo otro junto al no ser u. Sin embargo, el dilema de Parménides tiene para Aristóteles gran valor: los filósofos anteriores a él intentaron explicar la natu­ raleza de las cosas solamente mediante principios materiales; in­ cluso los pitagóricos pensaron los números como principio mate­ rial; es más, filósofos posteriores a Parménides e inspirados en él, como Leucipo y Demócrito, hicieron principios materiales tanto al ser como al no ser 13; Parménides con su dilema sugiere un prin­ cipio distinto de la materia que hace posible el saber bajo la orien­ tación que Sócrates dará a la filosofía. Deja Parménides ciertamente sin explicar la naturaleza, pues su dilema la niega; pero apunta a un campo fecundo que florecerá con Sócrates y Platón, el campo del «logos» en el que la verdad y la esencia de las cosas coinciden 14. En este campo del «logos» entiende Aristóteles que derramó Sócrates toda su actividad, aunque restringiendo su estudio al orden moral. Intentó Sócrates definiciones con carácter universal de las distintas virtudes, de tal modo que las definiciones expresaran la esencia («tó tí estín») de las virtudes. Antes que Sócrates, los pita­ góricos y Demócrito y Empédocles habían intentado definir las cosas llegando a su esencia; pero o se habían quedado en simples juegos de palabras o habían intentado definir 15 las formas median­ te los que para cada uno de ellos eran principios materiales 16. Por la senda del «logos» y de la verdad que descubrió Parménides, rechazando lo múltiple y mutable de la materia, caminó Sócrates en busca de la esencia de las virtudes; y como es natural, Sócrates caminó por esta senda con el medio más apropiado, el silogismo: el punto de partida, el principio del silogismo, es la esencia misma de las cosas. Este, según Aristóteles, es el gran mérito de Sócrates: hacer posible la ciencia con su búsqueda racional de las definicio­ nes universales que expresan las esencias de los seres concretos ,7. Platón siguió las huellas de Sócrates en este terreno, pero mo­ 12 . Metaphys. I, 5 , 986 b 31 - 987 a 2 . Aristóteles en este pasaje que repite en Metaphys. I, 3 , 984 b 2 - 6 , en Phys. I, 5 , 188 a 20 y en De gen. et corr. I, 3 , 318 b 6, II, 3 , 330 b 14 , atribuye a Parménides una doctrina que éste expone como falsa: Cf. H. D iels , Die Fragmente der Vorsokratiker. Berlin 1934 , Parménides VIII, 50 y ss. Sobre la intención de Aristóteles en esta atribución, cf. W. D. Ross, Aristotle's Metaphysics, Oxford 1958 , vol. I, Commentary, lin. 984 b 4 . 13 . Metaphys. I, 4 , 985 b 4 - 19 . 14 . Metaphys. IV, 7 , 1011 b 5 - 11 ; De an. Ill, 4 , 429 a 31 y ss. 15 . Metaphys. I, 5 , 987 a 20 - 27 . 16 . Metaphys. I, 5 , 985 b 25 - 32 . Phys. II, 2 , 194 a 18 - 21 . 17 . Metaphys. XIII, 4 , 1078 b 17 - 30 ; I, 6, 987 b 14 .

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz