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194 E L M A R C O H IS T O R IC O D E L A T E O L O G IA D E A R IS T O T E L E S no engendrado ni perecedero, lo penetra todo dándole el ser y sien do su fin último como b ien 76. Aristóteles, como hemos visto antes, repite la teoría de las ideas de su maestro; son las formas los principios que explican funda mentalmente el ser, la realidad toda. Pero no entiende que consti tuyan la realidad existiendo separadas de los seres de los que son principio. Por eso, su explicación coherente y completa de la rea lidad es inmanente, intramundana. Ahora, ¿cómo dar de lado a toda la tradición especulativa de los griegos sobre lo divino? ¿Podía Aristóteles enrolarse en la fila de los pensadores griegos ignorando lo divino no engendrado e in corruptible que separado de todas las cosas las gobierna a todas siendo su fin último? ¿Y cómo conjugar esta tradición con la in manencia de las formas no engendradas e incorruptibles, principio, esencia y fin último de las cosas? Aristóteles recoge la tradición especulativa sobre lo divino, y como cada uno de sus predecesores más ilustres, hace más precisos y más sutiles sus perfiles. El origen del movimiento no será una inteligencia divina, como habían dicho Anaxágoras o Diógenes de Apolonia o el mismo Platón; ni será lo más profundo de los con tenidos del pensamiento, «lógos» o «ideas», como habían dicho Parménides, Heráclito, Platón. Se puede encontrar algo mejor en el hombre mismo: el acto de pensar; y más precisamente, aquel acto de pensar en que el acto y el objeto son lo mismo; esto que el hombre puede lograr breves instantes trabajosamente, esto será Dios inmutablemente, por necesidad de su ser; y su acto será el mejor placer y la vida más agradable que pudiéramos concebir; si la actividad produce placer, cuánto más la mejor actividad cuan do es tan natural que constituye la esencia de ese ser. Pensando de este modo, es Aristóteles de entre todos los pen sadores griegos el que con más fundamento puede afirmar lo que ya se atrevió a decir Jenófanes77: que Dios no necesita de nada, se basta a sí m ism o78. Pregunta Aristóteles a Platón cómo las ideas podrán concebirse como principios del venir a ser y esencias de las cosas sensibles, si existen separadas de e lla s79. Aristóteles resuelve la dificultad con la inmanencia de las formas, las mismas ideas eternas e iguales 76 . Filebo, 61 a; Gorg. 467 d; Rep. 501 b 540 a-b; Lysis 219 a y ss„ etc. 77 . Jenof. B 25 . 78 . Metaphys. XII, 7 y 9 ; Polii. VII, 1 , 1383 b 23 - 26 ; 1325 b 27 - 30 ; Et. Eu. VII 12 , 1245 b 14 - 19 ; 1244 b 10 ; etc. 79 . Metaphys. I, 9 , 991 a 8 - 19 .
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