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J . M .a L A S O G O N Z A L E Z 187 el alma y el pensamiento no son para Aristóteles (lo eran para Platón, según Aristóteles) principio último del movimiento de lu­ gar; el motor inmóvil, por tanto, ha de ser descrito como una fuerza mecánica despersonalizada. Este agnosticismo teológico es, por lo demás, la conclusión más lógica a que puede conducir el desconocimiento de la idea de crea­ ción y la supuesta eternidad e inmutabilidad de las formas inma­ nentes. En efecto; a pesar de lo que sugiera el uso de la teoría del acto y la potencia en la primera parte de Metaphys. XII, 6 a cualquier lector que conozca la filosofía medieval, Aristóteles en ese pasaje no se basa en la contigencia del ser para deducir la nece­ sidad de que exista un ser siempre en acto que sea la razón del existir de las demás cosas. La teoría del acto y la potencia es para Aristóteles resultado del análisis del movimiento; de ahí que el significado primario del acto es el estar en movimiento o el ser causa de movimiento. En Metaphys. XII, 6 Aristóteles concluye la necesidad de que exista una «ousía» que es «enérgeia» en cuanto que, siendo inmóvil siempre, produce el movimiento primero, el de lugar en círculo; si no existiera un ser tal, ¿cómo se explicaría el hecho del movimiento primero, el de lugar en círculo, que no se explica por sí sólo aunque sea un acto, pues lo es en cuanto que es potencia, y la potencia sólo es actualizada por algo que ya está en acto? La razón del ser de las cosas son las formas y con éstas la materia; unas y otras tienen en sí su razón de ser, pues existen necesariamente, son eternas. El primer movimiento mismo es eter­ no, existe necesariamente; el primer motor no es más que un ele­ mento exigido por la estructura de ese movimiento en cíixulo que no puede no ser y que implica consigo una fuerza que sea su causa eficiente. La inmanencia de las formas platónicas, eternas y razón de su propio ser y del ser de las cosas, conduce a Aristóteles en buena lógica a un «energetismo»48, cuyo único despliegue coherente con los supuestos en que se basa es la descripción del motor inmó­ vil como fuerza física indefinida. 2 . La presencia en la obra de Aristóteles de las ideas teológicas con más actualidad en el ambiente intelectual del s. IV a. C. La presión social, por ser una fuerza que emana de la natura­ leza social del hombre, se manifiesta en todos los órdenes de la 48. W. N cstle, Historia del espíritu griego. B arcelona 1961, pp. 198-199.

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