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1 8 6 E L M A R C O H IS T O R IC O D E L A T E O L O G IA D E A R IS T O T E L E S chas reflexiones más se hace Aristóteles en De anima I, 3 y en Phys. VIII, 5 y 6 para concluir: tomar al alma como principio último del movimiento es desconocer la verdadera esencia del alma y sus funciones. Desechada la hipótesis de un alma como principio último del movimiento, Aristóteles' trata de ofrecer una explicación racional que no caiga en contradicción. Puesto que el primer movimiento es el de lugar en círculo, y este movimiento es infinito por adición, pues es eterno, su causa proporcionada será una fuerza física infi­ nita también por adición, ya que el infinito en acto es algo contra­ dictorio46. W. Jaeger llamó la atención sobre un pasaje del libro décimo de las Leyes, en el que Platón propone tres hipótesis sobre el origen último del movim iento47; Jaeger considera ese pasaje como posible antecedente de las doctrinas de Aristóteles sobre el motor inmóvil; los comentaristas posteriores a Jaeger suelen en­ cerrar las soluciones de Phys. VIII y Melaphys. XII en el esquema de aquellas tres hipótesis. Las tres hipótesis que ofrece Platón son éstas: 1.a) que los astros sean movidos por un alma inmanente a ellos; 2.a) que un alma hecha de fuego o aire mueva a los astros empujándolos desde fuera; 3 .a) que un alma incorpórea dirija el movimiento de los astros mediante fuerzas maravillosas. Quizá en el De philosophia, o en los capítulos 7 y 9 de Metaphys. XII exponga Aristóteles ideas que pueden relacionarse con una u otra de esas tres hipótesis de Platón; pero nada más lejano de un alma, cuales­ quiera que fuera su función respecto al movido, que el motor inmó­ vil físico y mecánico de Phys. VIII. Para Aristóteles, un alma de ningún modo podría definirse como ser que se mueve a sí mismo; todo el De anima y en particular el capítulo tercero del libro pri­ mero, lo están atestiguando. Arrancando, pues, Aristóteles del problema original de la filo­ sofía griega, y tras analizar y valorar las soluciones dadas por los filósofos anteriores a él, construye sobre esas soluciones su teoría de la materia y la forma y del acto y la potencia. Estas teorías son el esquema conceptual básico de su filosofía más propia: la eter­ nidad e inmanencia de las formas, aceptado y revisado el magis­ terio de Platón que lleva consigo, es una de las tesis fundamentales. Incardinado en el mundo con la inmanencia de las formas lo que en la filosofía de Platón era teología, sólo queda como posible objeto teológico el principio último del primer movimiento. Pero 46 . Phys. VII, 10 . 47 . P laton , Le g. 898 e - 899 a. Cf. W. J aeger , Aristóteles, México 1946 , p. 167 .

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