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114 D O S A Ñ O S D E F IL O S O F IA E S C O T IS T A (1965-1966) sin que se sacrifique los derechos de lo genérico, que sólo formalmente se distingue ya de lo individual. En esa «formalización» del ser convienen el Creador y la creatura y di vergen por la contraposición Infinito-finito: éste aparece siempre como con tingente, adunando su pobreza metafísica de hechura con la dignidad de ser obra de Dios. De este modo elabora Escoto, además, una filosofía auténticamente cris tiana, una metafísica de la razón y para la razón, sí, pero en armonía con los presupuestos de la fe acerca de Dios, de la creación, del individuo y de la persona. Incluso esos conceptos, tan cristianos, se utilizan como piedras angulares de tal metafísica. Gracias al elemento genérico, concebido en toda su pureza formal, podemos elevarnos a la esencia divina y gracias al indivi dual podemos explicar lo personal en Dios y Este puede entablar una relación personal con los hombres. En cuanto a la utilidad del contacto con los escritos del Sutil no duda Wólfel en asegurar que quien se tome la molestia de frecuentarlo ganará notablemente en riqueza de intuiciones filosóficas y teológicas. Intuiciones que, no obstante la situación espiritual de nuestra época, tan distante de la de Escoto, pueden influirla de manera eminente, no por cierto para repris- tinar, sino para interfecundar el presente con el pasado y viceversa... Está en lo cierto. Como también lo está y parece, además, un eco de Pablo VI a los obispos ingleses, cuando al final proclama, aludiendo a Escoto: «Justamente como cristianos evangélicos y en la medida en que lo somos, tenemos la libertad de escuchar y aceptar ayuda, nos venga de los protestantes o de los católicos. Pues es en el diálogo con la tradición y a la escucha de las grandes voces de la Historia de la Iglesia como debe avanzar la Cristiandad...» 49. R E S U M E N C O N C LU S IV O : LA S IN T E S I S E S C O T IS T A De esas exposiciones parciales del pensamiento de Escoto, no siempre del todo concordes —vuélvase la vista, por ejemplo, a los que pretenden conciliar la univocidad con la analogía y a sus opositores, o a quienes opinan que la inspiración fundamental del escotismo es platónica frente a quienes piensan lo contrario...— puede recortarse la siguiente síntesis: 1. EL TEMA DEL SER Ocupa el centro de sus reflexiones. Es el ser y no la «quidditas rei sensi- bilis» (Aristóteles) o Dios (agustinianos) el horizonte nativo de nuestra inte ligencia. El ser como síntesis de comunidad y diferencia o con la doble pri macía en el orden del conocimiento y en el de la virtualidad. Dicha comu nidad es la infraestructura trascendental de la diversidad (T. Barth). 49. O. c. (cf. nota 1).
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