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G . Z A M O R A - G . D E S O T IE L L O 113 46 M. F r e ita s , Más acerca del primer Principio. Contiene una exposición del proceso que sigue Escoto en la demostración de la existencia de Dios: descubre las propiedades esenciales del ser tal como se nos hacen patentes en las creaturas, en su forma finita e imperfecta: a base luego del concepto unívoco de ser, demuestra la necesidad de otras propiedades disyuntivas, o sea, de las propiedades del ser en forma perfecta. Con ello se llega a la existencia de un Ser absolutamente necesario y tras­ cendente a todo el orden de la contingencia. El autor promete un estudio ulterior en el que mostrará, a la luz de Escoto, cómo ese ser es infinito 4S. 47 E. W ölfel , La Trinidad, clave de bóveda. Se trata de un estudio sobre la teología natural y la filosofía cristiana de Duns Escoto, «der unbestreitbare Höhepunkt der systematischen Theologie des Mittelalters» (p. V). Declara el autor que no existe un camino real para penetrar en la obra de Escoto. En tono menor, habría que decirlo también de este difícil y ambicioso estudio, presentado en una facultad evangélica como «Habilitationsschrift». Valga como testimonio del interés por Escoto fuera del catolicismo y confirmación de las esperanzas de la Alma Parens (cf. n. 1). El título de «estructura del ser y problema de la Trinidad» revela la cerra­ da unidad entre filosofía y teología propia del sistema de Escoto. El autor sostiene que, vista de conjunto, la doctrina trinitaria de Escoto se presenta como punto de partida y coronación o meta de su análisis del ser: hay una línea que va desde los problemas de la teodicea a la doctrina sobre el mundo y se dirige de aquí, por el hilo conductor de una metafísica trascendental, hacia la Hecceidad divina en la Trinidad. Un círculo. La obra parte de las dificultades anejas a la distinción virtual que, para salvar la unidad en Dios, convierte su esencia en algo amorfo e inestructurado, imposibilitando un conocimiento claro del ser divino. Por ello elabora Escoto su teoría de la distinción formal, apta para dilucidar aquellas dificultades y otras muchas en todo el ámbito del ser. Esa distinción ofrece, además, un magnífico instrumento hermenéutico para comprender por dentro la onto­ logia escotista, con la cual está tan comprometida como un articulus stantis et cadentis de todo el sistema. Distinguir real y formalmente significa que cada estructura ontològica de una cosa no puede entenderse sino como un grado constitutivo junto a otros elementos y «valencias» ónticos compene­ trados. Así, en las esencias concretas junto a la naturaleza común coexiste una entidad positiva que la determina y contrae lo general en particular: es la hecceidad. Es la individualidad en la generalidad. Lo genérico de Platón pierde su larga preponderancia y su aislacionismo para no ser sino un mo­ mento estructural del individuo, el único que de veras existe. Por primera vez domina así, en la historia de la teología y filosofía occidental, el individuo 48. M. Freitas, A existencia de Deiis segundo Escoto, en Itiner. 12 (1966) 161-192. 8

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