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G . Z A M O R A - G . D E S O T IE L L O 1 0 9 gentes los seres? La inteligencia divina produce los posibles inteligibles; pero entra en juego la voluntad y ella nos introduce en el orden de lo contingente- libre. Siempre campea en Dios la gratuidad sobre su acto y sobre la realidad. Y lo que crea no son sólo seres singulares, sino el orden y estructura entre los mismos. Este orden es un «orden recto», que abarca toda la regulación de lo cósmico y de lo espiritual. De esta voluntad contingente de Dios depende también el obrar contingente de las creaturas como causas segundas, cosa inadmisible si Dios no crea contingentemente. Pero las creaturas, no obstante su contingencia, no son ajenas a un nivel trascendental, en el que convienen unívocamente con Dios en el ser. Este nivel del ser unívoco proporciona una base válida para justificar la metafísica. Todo esto presta un matiz peculiar a las pruebas de Escoto acerca de la existencia de Dios. Escoto no demos­ trará que las cosas han sido creadas. Plantea las pruebas en un nivel meta- físico-trascendental del ser y de la necesaria inteligibilidad del mismo. «Crea­ ción y contingencia constituyen en Escoto una clave imprescindible para interpretar su pensamiento filosófico» 42. 41 L . Iammarrone, Creación —libertad y liberalidad divinas. El problema de la creación es fundamental en metafísica, ya que sobre él se basa la relación absoluta y trascendental del ser finito respecto del Ser infinito, relación que nos permite alcanzar un conocimiento, aunque imperfecto, tanto de la constitución ontològica de la realidad como de la naturaleza del Ser infinito. El problema de la creación queda caracterizado en el pensamiento escotista, sobre todo, por la absoluta libertad de Dios respecto de lo creado. Con ello se opone formalmente Escoto a Aristóteles y a Avicena. Acerca de la demostrabilidad de la creación, Escoto distingue lo que es accesible a la pura razón y aquello a que sólo podemos llegar gracias a la luz que nos presta la Revelación. La razón humana puede demostrar que el primer eficiente (Dios) tiene un poder causal superior al de cualquier otra causa eficiente finita; pero no puede demostrar por sí sola que unagente dotado de semejante poder causal pueda producir inmediatamente (sin la cooperación de otra causa) el efecto propio, inmediato de una causa segunda. La relación de la creatura respecto del Creador no es predicamental, sino trascendental. La relación de dependencia respecto de Dios es inseparable del ser de la creatura, por el hecho de que ese ser es esencial y totalmente un ser producido. Con todo, existe distinción formal entre esa relación y su fundamento. Las relaciones en las creaturas son accidentes cuando las creaturas dicen referencia a entes de los que no dependen esencialmente. Pero cuando la dependencia es esencial, la relación de la creatura no es algo realmente distinto de su esencia. Conviene, con S. Tomás, en la incomunicabilidad del acto creativo, 42. C. S olagu ren , Contingencia y creación en la filosofía de Duns Escoto, e n Verá. Vida 24 (1966) 55-100.

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