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108 D O S A Ñ O S D E F I L O S O F I A E S C O T IS T A (1965-1966) de su actualidad, sino en el de la esencia posible, con lo que nos situamos dentro de un elemento de necesidad. Ahí se sitúa para Escoto el nivel en que debemos colocar las pruebas de la existencia de Dios. En la metafísica de las causas el autor explica las nociones decausa y efecto y de la producción de ambos, con lo que llega a la imposibilidad de la circularidad causal. En concreto estudia la causalidad del fin, del agente, de la materia y de la forma. Pero las causas segundas, por su multiplicidad, implican límites y, por lo mismo, finitud y carácter efectual. Por lo mismo toda multiplicidad es causada. Si hay efectos, se sigue que algo es produc tible, afirmación que no es contingente, sino necesaria. Posee todos los re quisitos para fundar una conclusión absolutamente necesaria desde cualquier punto de vista. Y de ahí asciende Escoto al Causante absolutamente primero. «Con ello se concluye el itinerario que desde las cosas finitas, vistas desde el doble perfil de efectos y de causas segundas, llega hasta existencia de la Causa eficiente, absolutamente primera» 41. 40 C. Solaguren, Todo gratuidad. La tesis de la contingencia es la teoría clave para entender la doctrina filosófica de Escoto. El autor estudia esa doctrina en el contexto de la doc trina de la creación. No es posible conocer debidamente la radical contin gencia de los seres si se ve a Dios como causa natural o necesaria de los mismos y si no se tiene en cuenta la condición de viador del hombre y el fin último del mismo. Estas verdades sólo se nos hacen manifiestas a la luz de la revelación. Esto lleva a Escoto a la afirmación de la contingencia esencial y no sólo existencial de los entes finitos, a la distinción entre po tencia absoluta y potencia ordenada en Dios, al carácter contingentemente necesario de las esencias reales, a la distinción de la naturaleza humana tomada en absoluto y en el estado actual, etc. Escoto habla de contingencia en tres sentidos: contingencia-posibilidad, como opuesta al necesse esse, y esa contingencia es ya un grado de entidad; contingencia como modalidad operativa, el contingenter operari, o modalidad de la potencia operativa que obra con libertad; como modalidades dialécticas del conocer, cuando el nexo entre los términos del juicio ha sido libremente establecido. Se oponen, res pectivamente, a la necesidad entitativo-existencial, operativo natural y cons titutivo esencial. El Ser necesario obra necesariamente respecto de sí y contingentemente respecto de los demás. Pero entonces, ¿cómo puede haber algo de necesario en el ser y en el obrar de los seres contingentes? El nexo que une a Dios con las creaturas es un acto libre y contingente de Dios, con lo que es preciso afirmar la contingencia de la realidad esencial y existencial de las creaturas respecto de Dios. La existencia de lo contingente no se da sino en virtud de un acto voluntario. Por lo mismo esa existencia es indemostrable a priori. Pero en tal caso, ¿cómo es posible la validez de la metafísica, siendo contin 41. P. S c apin , La causalità nel pensiero di Scoto, en Mise, frane. 66 (1966) 357-400.
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