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88 D O S A Ñ O S D E F IL O S O F IA E S C O T IS T A (1965-1966) El ser posee la doble primacía de comunidad por estar esencialmente contenido en todos sus inferiores, y de virtualidad con relación a sus dife­ rencias y propiedades comunes, simples o disyuntivas, que son, como él, reales —no conceptos vacíos— y trascendentales. Si bien estas ideas ponían en manos de Escoto la clave para elaborar una metafísica trascendental, quizá debido a su muerte prematura, nunca se elaboró. El autor atiende en la segunda parte del artículo a la relación entre ser, univocidad y analogía, siendo gozne de la misma la univocidad, cuya historia y evolución antes de Escoto y en Escoto traza con rasgos certeros. La expre­ sión «univocación trascendental» no aparece en Escoto, sino en su discípulo P. de Aquila. Paralelamente expone las vicisitudes del concepto de analogía desde Platón a la Edad Media. Para probar la univocidad de ciertos conceptos comunes a Dios y a las crea- turas, esgrime Escoto cinco argumentos, evocados sucintamente por Barth. Su dictamen definitivo acerca de las relaciones entre analogía y univocidad mere­ ce citarse a la letra, pues es iluminador para quienes piensan que Escoto cen­ tró su máximo empeño en desplazar la primera en beneficio de la segunda. Ni el problema es tan simple ni lo es la solución aportada por el Doctor Sutil: «Escoto no intentó eliminar la analogía entis, sino conservarla sobre una base más sólida. El instrumento para lograrlo fue la univocidad trascen­ dental del ser. Por lo tanto, para Duns Escoto no se oponen, sino que van parejas y se complementan: la analogía prosigue y completa lo inciado y fundado por la univocidad trascendental, y esto lo realiza mediante la dife­ rente intensidad y modalidad de las primeras diferencias del ser» (p. 262) l6. 15 G. S cheltens , ¿Cayetanizar a S. Tomás para tomistizar a E s­ c o to ? En oposición al conato de acercar la univocidad a la analogía, propugnado por algunos, el autor sostiene que tales esfuerzos han de fracasar, pues se trata de posiciones inconciliables. No la genuina teoría de S. Tomás, sino al­ gunas de sus interpretaciones, v. gr., su «cayetanización», son responsables de aquella ilusión. Expone ampliamente la doctrina de la analogía en S. Tomás a base de la predicación análoga en general y de dos casos de la misma en particular (sustancia y accidentes, Dios y la creatura) y luego analiza un tercer caso muy socorrido entre los neotomistas: la analogía entre dos individuos con­ cretos, v. gr., entre dos hombres, descripción que toma de J. B. Lotz. Similarmente desarrolla la doctrina escotista de la univocidad, anticipando su irreductibilidad a la de la analogía y viceversa. Escoto distingue insistente­ mente el punto de vista del metafísico del lógico: aquél considera las cosas en su realidad, éste en la significación de sus conceptos. No existe ningún concepto análogo. Esto no fue un problema para S. Tomás, sino para la 16. T. B arth , Being, univocity, and analogy according to Duns Scotus, en John Duns Scotus (1265-1965) 210-262 (cf. nota 9).

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