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3 7 8 L O S M E D IO S D E C O M U N IC A C IO N S O C IA L que va a nacer «desfasado». Los observadores protestan. Los exper tos manifiestan expresamente su descontento. Y los periodistas tra bajan entre bastidores con objeto de «boicotear» las votaciones. El resultado es inmediato. El esquema tuvo solamente 92 «non placet» contra el primer capítulo y 103 contra el segundo. La vota ción aprobatoria definitiva tuvo nada menos que 503 «non placet». Quiere decir que el decreto desagrada al grupo mejor preparado y más exigente del Concilio. El Cronista en Roma de «Informations Catholiques Internationales» escribe textualmente: «Jusqu’au dernier moment ou il fut voté, un certain nom bre de journalistes et de théologiens ont été violemment oppo- sés au projet du schéma sur les moyens de communications sociales» (15 de die. 1963, p. 38). En la misma línea de pesimismo está la crónica de Martín Descalzo, enviado especial de la «Gaceta del Norte», de Bilbao. El escritor español denuncia la tensión de los informadores y su desmoralización al comprobar el fracaso del esquema tan viva mente esperado: «Ya el esquema del año pasado no era ningún prodigio: irregular e inorgánico. Pero ahora, por afán de simplificarlo, lo que se ha hecho es quitarle toda concretez. Lo que se dice es positivo, abierto incluso, pero decía más cualquiera de los discursos de Pío XII sobre la materia. ¿Y para eso un Con cilio? ¿Y siendo la primera vez en la Historia en que un Concilio se enfrenta con estos medios de difusión que tan decisivo papel juegan hoy en la vida religiosa?». En realidad, el mundo moderno tenía derecho a exigir un de creto más a tono con las exigencias del momento. Ha habido una especie de fraude que no puede disculparse fácilmente dada la solemnidad del acontecimiento y el prestigio del Concilio. La crítica americana es aún más dura que la francesa y la española. Un informe, redactado por periodistas y teólogos en equi po, ataca el idealismo abstracto, la desvinculación con la vida real, y con cierta ironía repudia la forma escolar del mismo: «Donde el documento no es vago ni banal refleja un enfo que desesperadamente abstracto de la relación de la Iglesia y la cultura moderna. Trata de una prensa que sólo existe en los libros de texto y que es irreconocible para nosotros».
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