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GERARDO ALONSO D E F I L I E L 3 3 9 Pero la situación es fundam en ta lm en te idéntica: Ex trem osas des­ igualdades y subdesa rro llo inhumano. En realidad , son las naciones pob res las que ayudan, con su dependencia y esclavitud, al superdesarro llo de las naciones ricas. Con tra in justic ias como ésta clama Pablo VI en la encíclica, y p a ra pueb los así p ide él ayuda. E stas triste s realidades denuncian el verdadero am b ien te de la sociedad hum ana actual: Absurdas desigualdades en tre los ind i­ viduos y en tre las naciones b a jo casi todos los aspectos; h a s ta en el aspecto m o ral, que frecuen tem en te es consecuencia de la situa ­ ción del o rden m ate ria l y cu ltu ral. Este am b ien te p roduce inesta ­ b ilidad y desconfianza en la sociedad, y, en los individuos, desilusión y h a sta aversión hacia la sociedad m isma, donde, debiendo encon ­ tr a r desarro llo y perfección, encuen tran el subdesarro llo y la in­ ju sticia . II.—INJUSTICIA DE LAS DESIGUALDADES El hecho real de las desigualdades e n tre los hom b res y en tre los pueblos, p o r lo que tienen de in justic ia , h a m o tivado la encí­ clica del Papa, quien busca su desaparición p o r medio del des­ a rro llo hum ano . Sería suficiente c o n tra s ta r el hecho de tales desigualdades, con­ fron tándo las con la doc trina c ristian a de la vida social, p a ra que nos llevara a su incondicional condena. Efectivamente. La persona hum ana, según el sen tido cristiano de la vida social, es su jeto , fin y fundam en to de la sociedad. El hom b re, llam ado po r su p rop ia natu ra leza a desarro llarse 10, no puede log ra r el pleno desarro llo si no es en la vida social ". Po r tan to , la sociedad es un medio p a ra d e sa rro lla r al hom b re y hacerle capaz de llena r su vocación. El Concilio a firm a que la persona hum ana y la sociedad se condicionan m u tuam en te ,2. Es conse­ cuencia, po rque la sociedad tiene como finalidad p rop ia el servicio del hombre: perfeccionarlo y hacerlo cada d ía más, en todos los sen tidos. Luego la sociedad debe cond icionarse a las exigencias de la persona hum ana. Mas como la sociedad es un medio na tu ra l 10. P. Progressio, n. 15. 11. Ibidem, n. 43. 12. C onstitución P asto ral Gaudium et Spes. AA S 58 (1966), pp. 1.025-1.115. Cf. n. 25. E n las frecuen tes citas de este docum ento tan im portante se llam a tam bién a lo s núm eros m arginales.

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